Esta es la primera película que dirigió Alfred
Hitchcock, una adaptación de la primera novela de Patricia
Highsmith, y con ella ambos se convirtieron en dos de los máximos
representantes del género de suspense. Por si no fuera poco, el
guión lo escribió Raymond Chandler, uno de los grandes de la novela
policiaca (seguro que has oído hablar de su famoso detective,
Phillip Marlowe, ¿verdad?), algo que me sorprendió gratamente,
porque no tenía ni idea (ni idea de que Chandler hubiera escrito el
guión, se entiende). En mi biblioteca, aparte de libros, también
tienen películas en DVD, sobretodo de las antiguas, y cuando vi esta
no pude resistirme porque hace años me leí el libro y me gustó
mucho. Además es un clásico, qué demonios, y yo siempre he dicho
que los clásicos hay que leerlo o verlos, según sea el caso.
Dos desconocidos comparten un vagón de tren, Guy
Haines, un jugador de tenis habitual de la prensa y Bruno Antony, un
tipo algo perturbador. Bruno es un gran fan de Guy y ha leído mucho
sobre él tanto en la prensa deportiva como en la de sociedad. Guy
está pasando por unos momentos difíciles porque mantiene una
relación con Anne Norton, hija de un senador, y quiere casarse con
ella, pero antes tiene que conseguir en divorcio de su esposa, la
cual, por cierto, le fue infiel y está embarazada de otro hombre y a
última hora se niega a concedérselo. Bruno le menciona todo esto,
que ha leído en la prensa y a Guy no le hace mucha gracia, y Bruno
enseguida se disculpa por la bocaza que tiene. A lo largo del
trayecto Bruno le habla un poco de él y de lo mucho que odia a su
padre, tanto que incluso ha pensado en matarle. Bruno le cuenta a Guy
una teoría a la que lleva tiempo dándole vueltas, sobre cómo
cometer el crimen perfecto.
Pongamos que Guy quisiera matar a su esposa. Si lo
hiciera sería el principal sospechoso, porque tendría un móvil.
¿Cómo podría hacerlo entonces? Bueno, pongamos por caso que
conociera a alguien en un tren, por ejemplo, alguien que también
quisiera matar a otra persona, como a su padre. Ambos intercambiarían
sus asesinatos, Guy mataría al padre de esa persona y esa persona
mataría a su esposa, y como no podrían probar ninguna relación
entre ellos, ya que ninguno conocería de nada a su supuesta víctima,
saldrían bien librados.
Guy cree que Bruno está como una cabra pero le
sigue la corriente, le dice que es una gran idea y luego se despide
de él. Pero Bruno empieza a considerar realmente la posibilidad y
viaja al pueblo de Guy, donde mata a su esposa. Luego va a verlo para
decirle lo que ha hecho, y Guy se horroriza y piensa en denunciarlo a
la policía, pero Bruno le dice que si lo interrogan les dirá que lo
planearon juntos ya que, ¿qué motivo tendría él para matarla si
no la conocía?
Así que Guy guarda silencio, pero la policía lo
considera sospechoso. Guy tiene coartada para la hora del crimen, iba
en el tren y había otro hombre en su vagón, pero el tipo iba como
una cuba y no se acuerda de él, así que la policía lo pone bajo
vigilancia hasta aclararlo todo.
Guy va retomando su rutina diaria, pero entonces
Bruno empieza a acosarlo, presentándose en los lugares a los que
suele ir Guy, introduciéndose en su círculo de amistades, etc, para
que mate a su padre. En caso de negarse, incriminará a Guy en el
asesinato de su mujer.
La película me ha gustado mucho. Sé que tiene
más de seis décadas y es en blanco y negro, pero aún así es
magnífica. Se nota que Hitchcock apuntaba maneras. Me encanta la
escena del asesinato reflejada en las gafas de la esposa y la pelea
final entre Guy y Bruno en el tiovivo. Para ser de los años 50 es
bastante espectacular. Esto me ha dado ganas de volver a leer el
libro. A ver si cae pronto.
Gracias y bienvenidos. Yo también voy a seguir el vuestro, le he echado un ojo y mola.
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