Han pasado 56 años desde la muerte de Serena Butler y la guerra contra las máquinas pensantes continúa con la misma intensidad que al principio. En este tiempo la Liga de Nobles ha logrado recuperar algunos de los Planetas Sincronizados controlados por Omnius, aunque también han sufrido grandes pérdidas. Vorian Atreides estuvo ahí desde el comienzo de la Yihad y si sigue con vida es gracias al proceso por el que lo hizo pasar su padre el Titán Agamenón, lo que le permitirá vivir por varios siglos, y aunque ta tiene más de cien años, su aspecto es el de un veinteañero.
Dentro de la Yihad Vorian ocupa el puesto de más importancia (sin contar al virrey ni al Gran Patriarca), el de comandante supremo y es él quien dirige a las tropas y planea las tácticas de ataque contra las máquinas pensantes, debido a la experiencia que adquirió viviendo entre ellas.
Al final de “La cruzada de las máquinas” Xavier Harkonnen descubría los terribles actos que el gran Patriarca Iblis Ginjo había llevado a cabo en nombre de la Yihad (los atentados contra Serena, las matanzas en planetas protegidos por la Liga de Nobles atribuídas a las máquinas pensantes, y lo peor de todo, los órganos de las granjas Tlulaxa, creados genéticamente para las víctimas de la guerra, procedían en realidad de los esclavos que la Yipol capturaba en los planetas no aliados) y como sería imposible llevarlo hasta la justicia debido al cargo que ocupaba, Xavier decidió tomársela por su mano y se dirigió con él en su nave hacia el sol más cercano.
Xavier le escribió a Vorian una carta contándole todo lo que Iblis había hecho y lo que él se proponía hacer para zanjar el asunto, y Vorian, tras el shock inicial, decidió mantenerlo en secreto pues creyó que si la verdad se supiera, la gente dejaría de creer en la Yihad y ésta fracasaría. Los Ginjo iniciaron una campaña de difamación contra Xavier Harkonnen, tildándolo de traidor y cobarde y encumbrando a Iblis Ginjo como héroe de la Yihad, y de esta forma el apellido Harkonnen se convirtió en sinónimo de lo más bajo y despreciable de la sociedad humana. De hecho nunca se menciona y sus descendientes han cambiado el apellido por el materno, Butler.
En todo este tiempo Vorian no hizo nada para evitar la difamación de su amigo, pero tras más de cinco décadas ahora se arrepiente de no haberlo evitado. Vorian ha tratado de contarles la verdad a Faykan y Rikov Butler, los nietos de mayor edad de Xavier, pero la versión oficial está demasiado arraigada y no le creeyeron.
Vorian mantiene una muy buena relación con Abulurd Butler, el hermano pequeño de Faykan y Rikov, un prometedor joven de 18 años que ya se ha incorporado al ejército de la Yihad y al que ha convertido en su ayudante. Vorian también le cuenta la verdad sobre Xavier, pero a diferencia de sus hermanos él sí lo cree y tomará la drástica decisión de adoptar formalmente el apellido Harkonnen, lo cual le granjeará muchas críticas, incluso dentro de su propia familia, y él y Vorian tratarán de rehabilitar el nombre de Xavier una vez la guerra contra Omnius llegue a su fin.
Con ayuda del bioingeniero y genetista tlulaxa Rekur Van y el antiguo capitán de la Yipol Yorek Thurr, el robot Erasmo ha creado un virus letal para acabar con los humanos de una vez por todas. El virus es extremadamente contagioso y tras lanzarlo sobre el planeta de la Liga más próximo a los Planetas Sincronizados, Parmentier, empieza a extenderse de inmediato. Las máquinas pensantes lanzan el virus sobre otros planetas y éste pronto se extiende por doquier, exterminando a millones de personas sin que la Liga pueda hacer nada para evitarlo. Rayna, la hija pequeña de Rikov Butler, consigue sobrevivir a la epidemia, al contrario que sus padres y los millones de habitantes de Parmentier, pero la cambia drásticamente. Pierde todo el pelo del cuerpo y su piel se vuelve más pálida y durante su estado febril tiene una visión de Serena Butler, que le indica lo que tendrá que hacer si logra superar la enfermedad. Con una obsesión que roza el fanatismo religioso, Rayna va de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, destruyendo todos los aparatos mecánicos que se encuentra a su paso, al principio sola, pero pronto se ve rodeada de un gran número de seguidores, que se contagian de su fanatismo y extienden su movimiento por todos los planetas de la Liga. Y así es como nace la máxima de “no construír una máquina a semejanza de la mente humana”.
Raquella Berto-Anirul, futura fundadora de la Bene Gesserit, y el doctor Mohandas Suk, su compañero y amante, descubren que aquellos que consumen habitualmente melange son resistentes al virus. VenKee Enterprises tiene el monopolio de la melange, así que el Gran Patriarca Xander Boro Ginjo decide anexionar Arrakis a la Liga de Nobles, para que así VenKee Enterprises no haga negocio ante la nueva situación, y de esta forma surge la llamada “fiebre de la especia”, en la que todo el que lo desee tiene la libertad de ir a Arrakis y adquirir la melange que necesite para protegerse contra la epidemia.
Aprovechando que la Liga está distraída con la búsqueda de un remedio contra la epidemia, Omnius decide enviar toda su flota de naves contra Salusa Secundus, el planeta capital de la Liga, para acabar definitivamente con ellos. Al conocer los planes de la supermente, cunde la desesperación en la Liga, pues no hay forma humana de sobrevivir a esta masacre. Sin embargo, a Vorian Atreides se le ocurre un arriesgado plan para darle la vuelta a la situación y convertirla en la mayor victoria de la Liga. Al enviar a toda su flota de naves contra Salusa Secundus, Omnius dejará los Planetas Sincronizados sin protección y lo que Vorian propone es viajar a cada Planeta Sincronizado utilizando las naves que pliegan el espacio de Norma Cenva y destruirlos mediante armas atómicas. Una vez destruída la copia que hay en cada planeta de Omnius, las máquinas no sabrán qué hacer y será fácil acabar con ellas. Pero no será tarea sencilla, pues las naves de Omnius tardarán menos de un mes en llegar a Salusa Secundus a velocidad estándar y ellos solo dispondrán de ese tiempo para destruir los centenares de planetas bajo el control de la supermente, y dicha tecnología sigue sin ser perfecta, Vorian es consciente de que un pequeño porcentaje de las naves no llegará a su destino y de que se perderán vidas en el camino, pero está dispuesto a llegar a donde sea con tal de acabar con Omnius de una vez por todas.
El libro es alucinante. El desenlace de la trilogía está perfectamente planificado y no podría haberme imaginado ninguno mejor. Al final queda una pequeña puerta abierta que conecta con la saga original, pero a mí personalmente eso me resulta muy atractivo. Los orígenes de algunas de las cosas que salen en “Dune” también me encantaron, aunque hay menos que en los libros anteriores. Conocemos a Raquella Berto-Anirul, futura fundadora de la Bene Gesserit y que además es nieta de Vorian Atreides, que entra en contacto por primera vez con el agua de vida y se convierte en la líder de las hechiceras de Rossak, predecesoras de las Bene Gesserit, y en estas páginas se pondrá en marcha el ambicioso proyecto que desembocará en la obtención del Kwisatz Haderach 10.000 años más tarde.
Somos testigos del nacimientos de la Casa Corrino y de cómo Norma Cenva solucionará el problema del pliegue del espacio, utilizando la melange en el proceso, convirtiéndose en la primera Navegante. La trama de los Free Men es interesante pero no tan trascendental como en los libros anteriores. Pero lo mejor de todo es que aquí sabemos por fin qué hizo que Atreides y Harkonnen se convirtieran en enemigos eternos.
Siempre he estado con la Casa Atreides, ya que ellos eran los buenos y los Harkonnen los malos, pero en este caso tengo que ponerme de parte de Abulurd Harkonnen. Él hizo lo que consideró correcto y por ello sufrió el peor castigo posible, un castigo excesivo e injusto. Vorian Atreides era uno de mis personajes favoritos de esta trilogía, uno de los héroes de la Yihad, pero en este último libro se convierte en un auténtico monstruo. Es un hombre dispuesto a lo que sea para destruir a las máquinas pensantes y no duda en sacrificar a los millones de esclavos humanos de los Planetas Sincronizados para lograr su propósito, igualando en número de muertes a Omnius. Sin duda demuestra ser hijo de su padre. Y su reacción con Abulurd es excesiva e irracional, tachándolo de cobarde y prometiéndole que de ahora en adelante todo Atreides escupirá sobre los Harkonnen. No me extraña que los Harkonnen odien a los Atreides.
Al menos espero que en los siguientes libros de Dune (la trilogía “Sisterhood of Dune”, que tiene lugar 83 años después de la batalla de Corrin y que solo existen en inglés) Vorian se arrepienta de su comportamiento con Abulurd. Por lo que sé, bien puede ser así.
Bien, ahora solo me quedan por releer “Cazadores de Dune” y “Gusanos de arena de Dune”, y ya podré dar por reseñada esta saga mítica.
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