Esta segunda entrega de la “Segunda
Trilogía de la Fundación” transcurre paralela al primer libro de
la saga, “Fundación”, cuando un anciano Hari Seldon está
ultimando los detalles de la Primera y Segunda Fundación, mientras
espera la llegada del joven matemático Gaal Dornick, el último
miembro en unirse a su Proyecto secreto, y mientras espera también
el juicio que tendrá lugar dentro de un mes, en el que el primer
ministro Linge Chen lo juzgará por traición al Imperio (tras el
cual Seldon aceptará que envíen a sus matemáticos al exilio al
planeta Términus, algo que él ya previó mediante la
psicohistoria). Seguro que no te cuento nada nuevo, ¿verdad?
Walda Seldon, la nieta de Hari Seldon,
y su marido, Stettin Palver, están buscando por todo Trántor a
individuos que posean un gran poder mentálico para reclutarlos para
el proyecto de la Segunda Fundación de su abuelo, pero ahora se han
topado con un serio problema que puede echar por tierra todo el
proyecto. El consejero Farad Sinter está cazando y asesinando
mentálicos, creyendo en su paranoia que en realidad son robots,
utilizando a una poderosa mentálica llamada Vara Liso para
localizarlos. Klia Asgar, una joven dhalita de 16 años, es una
mentálica poseedora de un gran poder y es buscada tanto por Wanda
como por Sinter. Escapando de los soldados del Imperio Klia se
refugia en unas instalaciones subterráneas y allí conoce a un
pequeño grupo de mentálicos que la acogen y protegen de los que la
buscan. Klia descubre que los líderes del grupo son en realidad
robots calvinianos ,robots que acatan estrictamente las Tres Leyes de
la Robótica, y que llevan milenios en conflicto con Daneel Olivaw y
sus robots giskaardianos, que acatan la Ley Cero por encima de las
Tres Leyes (“un robot no puede causar daño a la Humanidad ni con
su inacción permitir que la Humanidad sufra daño”, lo que
significa que les está permitido matar a un humano si eso beneficia
a la Humanidad, por ejemplo).
Los robots calvinianos creen que la Ley
Cero es una aberración; Daneel y sus robots giskaardianos no
deberían manipular el destino de la Humanidad sino limitarse a
obedecer a los humanos, como hacen ellos. Los robots calvinianos
saben lo importante que es Hari Seldon para el Plan de Daneel, y lo
que pretenden es utilizar a Klia para que extirpe la psicohistoria de
la mente de Seldon.
El primer libro de esta Segunda
Trilogía no me gustó, pero este segundo sí. Al contrario que el
anterior, que tenía hechos puntuales interesantes pero que no me
llegó a enganchar y se me hizo bastante cuesta arriba, “Fundación
y Caos” me ha encantado de principio a fin. Sigue sin ser Asimov
pero se le acerca bastante y la trama de los robots me pareció de
los mejor del libro. Me recordó mucho a las novelas de robots de
Asimov, que son de lo mejor de su obra, aunque el retrato que se hace
de Daneel no es demasiado halagüeño. Lo retratan como a alguien
bastante frío y manipulador dispuesto a lo que sea para llevar su
Plan a buen término; claro que es un robot, pero en los otros libros
de Daneel éste era más cercano. Otra cosa que me encanta es que
corre paralelo al de “Fundación” y aparecen personajes clásicos
de eśte y de “Hacia la Fundación”, como Chen, Gaal Dornick,
Wanda y Stettin Palver, entre otros. El clímax del libro tiene lugar
durante el juicio de Hari Seldon; en “Fundación” aparecía un
breve extracto del juicio, pero aquí descubres que en realidad fue
mucho más largo y que Hari no lo tenía tan controlado como parecía
en el primer libro. “Fundación y Caos” me ha gustado mucho, casi
tanto como los de Asimov. Ahora espero que el que falta siga esta
misma línea.
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