James Spader encarna a Raymond “Red” Reddington, uno de los
criminales más buscados por el FBI desde hace 20 años y
un día, así por las buenas, se presenta en la sede del
FBI. Un criminal llamado Ramko Amani, que oficialmente lleva años
fallecido y es responsable de varios de los peores atentados
terroristas, acaba de llegar a Estados Unidos. Reddington sabe lo que
está planeando, pero solo hablará con Elisabeth Keen,
una agente recién salida de la Academia especializada en
perfiles psicológicos, para la que este es su primer día
en la Agencia. Elisabeth no conoce a Reddington de nada y no sabe por
qué la ha elegido a ella, pero ante la actual situación
accede a hablar con él. Reddington se muestra amigable con
Elisabeth y le demuestra que sabe mucho sobre ella, algo que pone a
Lizzie furiosa, y éste le revela que Amani piensa secuestrar a
la hija de un general en cuestión de una hora.
La cosa acaba complicándose bastante y no pueden impedir el
secuestro, aunque finalmente todo sale bien y recuperan a la niña.
Entonces Reddington les dice que Amani solo era el primero, que tiene
en su poder una lista con los nombres de los más peligrosos
criminales del mundo, algunos de ellos conocidos por el FBI, pero
muchos otros que no, y Red se ofrece a ayudarles a capturarlos, pero
solo lo hará si trabaja directamente con Elisabeth.
Reddington le reveló a Elisabeth que su marido Tom no era
quien ella creía, pero ella no le hizo caso; al final del
piloto acaba descubriendo bajo el suelo de su salón una caja
con una pistola, dinero y pasaportes con diferentes identidades de
Tom, y esto la empuja a asociarse con Reddington, para que le cuente
lo que sabe, si es que no se trata de una maniobra suya.
Decir que esta serie es alucinante es quedarse corto. Hacía
mucho tiempo que no estaba tan enganchado a una serie. Normalmente
veo los capítulos de dos en dos, pero aquí me los vi de
tres en tres, porque no era capaz de esperar, y esto se debe a la
gran interpretación de James Spader, que hace un papelón.
Su personaje, Red, es muy carismático y cuando aparece se
apropia al momento de la escena. Me encantan sus primeros minutos en
el piloto: llega a la sede del FBI, deja el maletín en el
suelo, se quita el abrigo y el sombrero y cuando empieza a sonar la
alarma se arrodilla con toda tranquilidad, como si aquella fuera la
cosa más normal del mundo. En cierto modo me recuerda Hannibal
Lecter, tanto puede ser un tipo de lo más divertido como
ponerse en plan psicópata y rajarte el cuello.
Aparentemente la serie es procedimental, en cada capítulo
tienen que pillar a uno de la lista de Red, pero en los últimos
capítulos descubres que los nombres que Red le dio al FBI no
siguen un orden aleatorio sino que forman parte de un calculado plan
de Red para dar con el tipo que lleva ya tiempo saboteándole
sus negocios, un hombre que utiliza el alias de “Berlín”.
El doble capítulo final es de infarto y contiene un par de
giros verdaderamente sorprendentes. El primero, la identidad del tal
Berlín, que es un ¡zas!, en toda la boca, y en el otro,
descubrimos por qué Lizzie es tan importante para Reddington,
algo que en cierto modo esperábamos. Lo que me sigue
pareciendo confuso es lo de la foto de la niña. Tanto Red como
Berlín la tienen, así que, ¿de quién es
hija? Mi teoría, a falta de más información, es
que es la hija de Berlín; Red le hizo creer que la habían
asesinado y luego la crió como suya, pero Berlín
descubrió la verdad y por eso va a por Red,
Esperemos que en la 2ª temporada aporten algo de luz sobre
este misterio.
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