Miles Heller es
un joven de 28 años que forma parte de una cuadrilla dedicada a vaciar las casa
expropiadas por los bancos de los objetos y muebles que sus dueños se dejaron
atrás, y tiene la extraña afición de fotografiar todos esos objetos. Miles lleva
años cargando con la culpa de haber matado a su hermanastro Bobby (ambos
estaban discutiendo en el arcén de una carretera y Miles le empujó, y entonces
apareció un coche que lo atropelló mortalmente) y duda de si fue un accidente o
si subconscientemente quiso matarle. Además hace 7 años que rompió toda
relación con su padre y su madrastra, cuando se presentó en casa por sorpresa y
los escuchó criticándolo abiertamente. Miles se marchó sin que ellos se
enteraran de su presencia y le escribió una carta a su padre diciéndole que
estaba algo quemado por los estudios universitarios y que iba a tomarse un
tiempo de descanso, que iba a pasar unos días con su madre (su madre es una
actriz famosa que los abandonó poco después de su nacimiento para centrarse en
su carrera) y que no necesitaba que le enviara dinero, pero en realidad no fue
con ella, fue viajando de ciudad en ciudad, desempeñando distintos trabajos
hasta la fecha y lo que han sabido sus padres de él en todo este tiempo es por
la información que ha ido transmitiéndoles Bing Nathan, un amigo de Miles que
sigue carteándose con él.
Miles lleva
seis meses saliendo con una chica cubana llamada Pilar, de la que está muy
enamorado. Pero Pilar es menor de edad, tiene 17 años, así que tienen que andar
con mucho cuidado. Pilar tiene tres hermanas, a la mayor de las cuales, Ángela,
Miles es consciente de no caerle bien. Ángela lo amenaza con denunciarlo a la
policía si no le regala algunos de esos objetos que encuentra en las casas
expropiadas y Miles no se lo toma en serio, hasta que ella envía a dos tipos a
darle una paliza. Miles le cuenta a Pilar lo que ha pasado con su hermana y
decide irse del Estado los meses que faltan para que Pilar cumpla los 18. Casualmente
unos días antes Bing Nathan le escribió invitándole a pasar unos días con él y
unas amigas en una casa deshabitada desde hace años que han ocupado ilegalmente
hace poco tiempo. Miles acepta su oferta y regresa a Nueva york, sabiendo que
es cuestión de tiempo el encontrarse con su padre y solucionar sus problemas
con él.
Por libros como
este es por lo que Paul Auster es uno de mis autores favoritos. Auster no es de
esos autores superventas que escriben libros mediocres como churros año tras
año. Es un autor que domina las palabras como pocos lo hacen y sus libros son
pequeñas joyas en los que el peso de la historia recae enteramente sobre sus
personajes. Sus libros nos cuentan historias cercanas e íntimas, reales, dramas
personales que podrían ocurrirle a cualquier persona con la que nos cruzamos en
la calle, y a menudo nos deja reflexionando tras haber leído la última página. Todos
estos ingredientes están presentes en “Sunset Park” y lo convierten en un libro
magnífico. El drama personal del protagonista , su sentimiento de culpa por la
muerte de su hermanastro y por la ruptura de su relación con sus padres, el
conflicto en el que se ve envuelto con Ángela y la convivencia con sus nuevos y
peculiares compañeros de piso.
El libro lo leí
sin saber de qué iba y me atrapó ya desde el principio. En la biblioteca solo
lo tenían en gallego; estoy más acostumbrado a leer en castellano y lo prefiero
pero si tengo que leer en gallego no me supone ningún problema. A pesar de
ello, o quizá a causa de ellos, el libro se me pasó volando y he disfrutado
mucho de su lectura. El único punto negativo es su abrupto e inesperado final,
que deja las cosas en el aire y que echa por tierra lo que hasta esas últimas
páginas era una estupenda novela.
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