La doctora
Scarpetta regresa a Richmond para ayudar a esclarecer la muerte de
una adolescente, que aparentemente ha muerto a causa de la gripe. Al
realizarle la autopsia descubre que en realidad murió estrangulada y
su madre, que está mostrando un comportamiento algo excéntrico,
pasa a convertirse en la principal sospechosa.
Por su parte,
Lucy le pide a Benton Wesley su ayuda para esclarecer la verdad sobre
el ataque sufrido por Henri, una agente de policía que trabaja para
ella en su agencia de investigación privada. Lucy invitó a Henri a
hospedarse con ella en su casa y una noche alguien se coló en la
casa y la atacó, dejándola tirada desnuda en el suelo. Pero desde
entonces ha mostrado un extraño comportamiento y Lucy cree que ha
podido exagerar el ataque sufrido. Por eso le pide a Benton que la
trate y le haga un perfil, para comprobar si es o no una psicópata.
En la reseña
del anterior libro de la serie de Scarpetta, “La mosca de la
muerte”, ya dejé constancia de mi desconcierto ante el cambio de
narrador (hasta “El último reducto” todos estaban narrados en 1ª
persona por la propia Scarpetta y en “La mosca de la muerte” el
narrador pasaba a ser omnisciente). Esto se mantiene aquí pero
además el libro está narrado en presente, lo cual siempre me ha
parecido un poco raro, como su algo chirriara y no acabas de
acostumbrarte. Sobre el libro en sí, es tan bueno como los
anteriores. Sus dos tramas paralelas, la de Scarpetta y la de Lucy,
acaban fusionándose en una sola y la prosa es muy ágil y de fácil
lectura. Tanto que me lo acabé un día antes de lo que pensaba. El
único punto megativo es el ya mencionado narrador omnisciente, ya
que aquí solo sirve para saber quién es el asesino antes de tiempo.
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