A Bukowski lo había oído nombrar alguna que otra vez pero ignoraba de qué trataba su obra y si ahora lo he leído es simplemente porque se mencionaba en una película que vi hace poco (“Nuestros amantes”, una comedia romántica protagonizada por Eduardo Noriega y Michelle Jenner), tanto a él como a este libro.
Charles Bukowski está considerado como uno de los máximos representantes del “realismo sucio” y su obra trata sobre los instintos más bajos del ser humano. En sus novelas y relatos vuelca mucho de su propia vida y de hecho el protagonista suele ser él mismo o su alter ego Henry Chinaski. Este libro es una colección de relatos en los que el protagonista, mayormente él o su alter ego Henry, aunque otras veces es otra persona, se pasa el día emborrachándose o follando o que no tiene trabajo y cuando lo encuentra apenas le dura, o que apenas tiene dinero y lo poco que tiene lo usa para apostar en las carreras de caballos, o que a su casa va un montón de gente a decirle qué gran poeta es y que él solo quiere que lo dejen en paz.
Debo decir que Bukowski no es para mí. El libro no me ha gustado y es que muchos de estos relatos no van a ninguna parte, es como si nos contara una anécdota y se interrumpiera a la mitad. Nos dice que bebe todo el día o que se acuesta con tal o cual mujer, que apuesta a los caballos, pero todo se queda ahí, no hay final cerrado ni moraleja ni nada. Y en otros relatos se pone a reflexionar sobre un tema u otro y no te enteras de lo que está hablando.
Además uno de los relatos es bastante fuerte, el protagonista viola a una niña de nueve años, y no es nada agradable leerlo. En resumen, que no creo que vuelva a leerme más libros suyos.
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