Edmond Kirsch,
aclamado futurólogo e inventor y profundamente ateo, organiza un
evento exclusivo en el Museo Guggenheim de Bilbao en el que va a
hacer público un descubrimiento revolucionario que responderá a las
dos grandes preguntas que se ha formulado la humanidad desde el
principio de los tiempos: ¿de dónde venimos? ¿adónde vamos?, y
que supondrá el fin de la era de la religión y el comienzo de una
era de ciencia.
El profesor Robert
Langdon es invitado al evento por el propio Kirsch, ex-alumno suo y
buen amigo, pero antes de poder revelar su gran descubrimiento Kirsch
recibe un disparo mortal por parte de un almirante naval retirado
llamado Luis Ávila, que logra huír de allí sin que lo detengan. El
nombre de Ávila fue introducido en la lista de invitados en el
último momento y al ser interrogada al respecto, Ambra Vidal,
conservadora del Guggenheim y prometida del príncipe Julián, futuro
rey de España, niega conocer ese nombre e ignora cómo pudo pasar
esto. Pero Langdon se da cuenta de que ha mentido. Poco después
Ambra acude a Langdon en busca de su ayuda. Le confiesa que ella
incluyó el nombre de Ávila en el último momento tras recibir una
petición de la Casa Real, y si esta ordenó el asesinato de Kirsch
ambos están en un grave peligro. Ambra quiere hacer justicia para
Kirsch y necesita la ayuda de Langdon para hacer público el
descubrimiento de su amigo y este se apunta. Pero para llegar hasta
el video que Kirsch pensaba sacar a la luz deberán seguir una serie
de pistas que los conducirán desde Bilbao hasta la ciudad de
Barcelona, y por si no fuera poco, la Casa Real emite un comunicado
acusando a Langdon de secuestrar a la futura reina de España, con lo
que todos los cuerpos de seguridad del país se ponen a buscarlo.
Además, Ávila también va tras él para matarlo e impedir que
consiga llegar al video. Pero Langdon y Ambra contarán con la ayuda
de una inteligencia artificial creada por Kirsch que responde por el
nombre de Winston, que los orientará en cada uno de sus pasos.
Ya tenía muchas
ganas de leer la última novela de Dan Brown. Por un lado porque está
ambientada en España (igual que su primera novela, La Fortaleza
Digital) pero también porque va a saco contra la religión, algo que
me encanta. Son 630 páginas pero te engancha tanto, ya desde las
primeras páginas, que se te pasan volando. He leído algunas reseñas
de la novela que la ponen a parir y me he quedado alucinado. Sé de
sobra que Dan Brown nunca ganará el Nobel de Literatura ni falta que
le hace. Él no busca hacer literatura seria, sus novelas cumplen con
su objetivo, que es entretener y hacerte pasar un buen rato, y yo no
espero otra cosa. Si a 10 o 20 millones de personas les gustan sus
libros, ¿es eso algo malo? En absoluto.
Como digo el libro
es genial, terriblemente absorbente, con un ritmo rápido, como nos
tiene acostumbrados, en una carrera contrarreloj a lo largo de varias
horas, como máximo un día, con los dos protagonistas yendo de una
pista a otra, tratando de resolverlas antes de que los pillen. Lo que
sí me ha parecido un poco fuerte esta Casa Real ficticia que nos
presenta Brown en la novela (obviamente no iba a sacar a los reyes de
España actuales), el príncipe Julián (no Felipe) prometido con la
directora del Guggenheim, el rey que está en las últimas, su
relación con el obispo Valdespino y la reunión de los tres en el
Valle de los Caídos, buff, como ya he dicho estoy totalmente en
contra de la Iglesia, pero esto a mí me pareció un poco fuerte, me
extraña que no se armara un escándalo cuando se publicó la novela.
Una cosa que no me
gusta mucho es que a veces Dan Brown se pone en plan guía turístico
en sus novelas. Cuando sale algún edificio emblemático, como en
este caso el Museo Guggenheim o la Sagrada Familia, como ejemplo, nos
los describe detalladamente y también nos cuenta su historia, en qué
época se contruyeron y porqué. En mi humilde opinión no necesito
que me lo cuente todo sobre tal o cual edificio o iglesia, eso no
afecta a la trama.
Pero bueno, en
resumen la novela está genial, y mola que esté ambientada en mi
país.
Muy recomendable .
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