Esta es la segunda novela del "Ciclo de las Tierras" de Jordi Sierra i Fabra y tiene lugar 200 años después del primer libro. El protagonista es el robot Balhissay 1-15, personaje fundamental del primer libro.
Cuando Hal Yakzuby descubrió que la nave en la que iba su cliente estuvo en la Tierra y que Balhissay 1-15 quería mantenerlo en secreto, hizo un trato con él: guardaría el secreto si su cliente quedaba libre del cargo de asesinato (te refresco la memoria: su cliente, Djub Ehr, estaba acusado de asesinar a un robot, el capitán de la nave, cargo del que se declaraba inocente). Balhissay aceptó, pero ese juicio se convirtió en la semilla que más tarde daría pie a la rebelión de los humanos contra los robots. El juicio generó descontento entre los humanos, que empezaron a verse como esclavos de los robots, y hace 40 años se alzaron en armas contra ellos, liderados por un descendiente de Hal Yakzuby, Ikhan Yakzuby. Y como la programación de los robots les prohibe matar, están llevando las de perder.
En la actualidad el Consejo de Dirigentes pretende juzgar a Balhissay por negligencia; lo consideran responsable de la actual situación ya que si no hubiera hecho ese trato con Yakzuby los humanos no se habrían rebelado contra ellos. En la vista preliminar le dan un ultimátum a Balhissay: tiene un mes para lograr el fin de la guerra o de lo contrario proseguirán con el juicio y le retirarán sus cargos, rango, privilegios y atribuciones y quedará excluido del sistema. El plan de Balhissay es simple y a la vez muy arriesgado: ofrecerle a Ikhan Yakzuby la ubicación del planeta Tierra a cambio del fin de la guerra.
Esta segunda entrega del "Ciclo de las Tierras" me ha parecido tan buena como la primera. Hay un gran salto en el tiempo y la historia es muy diferente, pero engancha y se lee fácil. Además es un libro corto, 170 páginas, y se lee en nada. Personalmente creo que no hacía falta una segunda parte, pero es lo que hay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario