Cautivos del templo” es
la séptima entrega de la serie “Aprendiz de Jedi”, protagonizada
por un joven Obi-Wan Kenobi, y arranca en el punto donde lo dejó la
anterior novela.
“
Obi-Wan
regresa con Qui-Gon a Coruscant al saber que alguien ha intentado
matar al Maestro Yoda. Está muy arrepentido de haber abandonado a su
Maestro y ahora está convencido de que lo suyo es llegar a ser un
Jedi, pero no sabe si el Consejo volverá a aceptarlo, y si es así,
si Qui-Gon volverá a aceptarlo como su padawan.
Al
llegar al Templo Jedi Obi-Wan comprueba por sí mismo lo mucho que ha
cambiado desde la última vez que estuvo allí. A raíz del atentado
contra Yoda se ha redoblado la seguridad y hay registros a la entrada
y a la salida. Ambos se dirigen a la Cámara del Consejo y allí
interrogan a Obi-Wan sobre Bruck, otro estudiante de la Academia con
el que no se llevaba especialmente bien (fue el causante de que
expulsaran a Obi-Wan en el primer libro).
En
el libro anterior Qui-Gon descubrió que él era el ladrón del
Templo, pero que tenía un cómplice, alguien que movía los hilos.
El Jedi tuvo que dejar la investigación cuando Obi-Wan pidió ayuda
al Templo. El Consejo Ha puesto a Bruck en busca y captura pero el
chico ha desaparecido sin dejar rastro y es el principal sospechoso
del atentado contra Yoda. Obi-Wan no puede decirles gran cosa sobre
Bruck, salvo que no se llevaban bien y que apenas lo conocía. Acto
seguido se muestran muy duros con él por la decisión que tomó de
abandonar a los Jedis. Lo que hizo es algo muy grave y no saben si
aceptarlo de vuelta. Deberán discutirlo entre ellos y hasta que
tomen una decisión lo conminan a que se quede en su habitación.
Obi-Wan
está deseoso de ayudar a dar con Bruck, pero al Consejo no le
interesa su ayuda y hasta Qui-Gon se muestra distante con él, lo que
le hace sentirse impotente y más solo que nunca.
El
libro me ha gustado. Es interesante ver la repercusión que tuvo la
decisión de Obi-Wan en los demás aprendices, algo que él no se
paró a pensar y que explica que algunos estén molestos con él; el
temor de que el Consejo no lo readmita y que Qui-Gon ya no quiera ser
su Maestro, así como las propias dudas de Obi-Wan sobre si podrá
volver a confiar en él.
Personalmente
me gusta mucho la metáfora que usa la Maestra Jedi Tahl comparando
la pérdida de confianza de Qui-Gon en Obi-Wan con una jarra rota: se
aprecia más una jarra rota que se ha recompuesto que cuando estaba
entera, lo que hace que Qui-Gon se replantee su postura.
Y
cómo no, me encanta el regreso de Xánatos. Aunque es un villano es
un personaje genial y se le echaba de menos. Tendría que haber
reaparecido mucho antes. El desenlace de toda esta historia, en el
siguiente libro.
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