“Contagio” es la novela de
presentación del doctor Jack Stapleton” y segunda de la serie que
coprotagoniza junto a la doctora Laurie Montgomery. De esta serie
solo me he leído la mitad y esta tenía pensado volver a leerla (la
leí hace 15 o 20 años), para refrescar la memoria y de paso
escribir la reseña, pero con todo esto del coronavirus el momento
era ideal para hacerlo.
Jack
Stapleton era oftalmólogo y tenía su propia clínica, pero cuando
una gran empresa de la medicina privada, AmeriCare, entró en el
mercado, le arrebató a sus clientes y Jack se vio obligado a cerrar.
Dando un giro a su vida decidió estudiar patología forense, pero
durante su primer año tuvo que afrontar una fuerte depresión
causada por la muerte de su esposa y sus dos hijas en un accidente
aéreo. Ahora, cinco años después, Jack trabaja como patólogo
forense en el Instituto Forense de Nueva York, junto a la doctora
Laurie Montgomery. A su mesa de autopsias empiezan a llegar varios
cadáveres que muestran los mismos síntomas: todos parecen haber
sufrido un brote de peste neumónica.
Jack
cree que tiene una epidemia entre manos, pero su jefe no quiere hacer
cundir el pánico y trata de quitarle esa idea de la cabeza. Pero
Jack es muy terco y decide investigar el asunto por su cuenta. Todas
las víctimas eran pacientes del Hospital General de Manhattan, que
trabaja con AmeriCare, lo que convierte el asunto en algo personal
para Jack, y va allí a incordiar a los administradores del hospital.
Éstos no tardan en quejarse a su jefe, que lo amenaza con despedirlo
si sigue acosándolos, pero Jack no puede evitar seguir haciéndolo,
más aún cuando aparecen más víctimas de otras epidemias. Jack no
cree en las coincidencias y que hasta cuatro epidemias diferentes se
hayan producido en el mismo hospital solo puede significar una cosa:
que alguien lo ha planeado así.
Hace
tanto tiempo que leí este libro por primera vez que lo tenía algo
olvidado. No recordaba que salía Laurie Montgomery ni que se
producían tantos brotes epidémicos diferentes. Solo recordaba
claramente la identidad del malo y el motivo para extender esas
epidemias. La identidad es toda una sorpresa, pero el móvil es una
estupidez. Esa primera vez me pareció algo ridículo y con esta
segunda lectura sigue pareciéndomelo. No entraré en spoilers pero
creo que Robin Cook pudo habérselo trabajado un poco más. Vamos, no
hay quien se lo crea. Por lo demás es una novela muy buena, de fácil
lectura y que engancha, además aprendes mucho sobre estas epidemias.
Tiene 25 años pero es muy actual. Una lectura indispensable.
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