Marko Ramius es el capitán
del Octubre Rojo, un submarino nuclear soviético clase Typhoon único
en su clase, que posee un sofisticado sistema que lo vuelve invisible
al radar. En el aniversario de la muerte de su esposa y aprovechando
que tenía que participar en uno juegos tácticos de guerra, Ramius
decide desertar a los Estados Unidos. Antes de zarpar le envía una
carta al Almirante Yuri Padorin, tanto para informarle de sus
intenciones como para asegurarse de que ninguno de los oficiales que
la han apoyado en su plan quisiera dar marcha atrás.
Al
enterarse de su motín, el Politburó soviético envía a todos sus
submarinos tras el Octubre Rojo con la intención de destruirlo
(prefieren destruirlo antes de verlo en manos de los americanos). Al
alto mando estadounidense no le ha pasado desapercibida la inusual
actividad de los submarinos soviéticos y el Gobierno no se cree la
versión oficial de que están buscando un submarino que se ha
perdido.
Jack
Ryan, historiador naval metido a analista de la CIA, deduce el plan
de Ramius y convence al alto mando de que deben hacerse con el
Octubre Rojo. Los soviéticos jamás lo permitirán si lo descubren y
por ello ponen en marcha un arriesgado plan que empieza por ponerse
en contacto con Ramius. Sobre los hombros de Ryan recaerá llevar
esta tarea a buen puerto.
“La
caza del Octubre Rojo” es la primera novela de Tom Clancy y la leí
por primera vez hace muchos años, más de 10 seguro. Entonces me
pareció un tostón, te daba demasiados datos técnicos de cómo
funciona un submarino nuclear (yo no necesito saber cómo funciona
para que me guste la historia) y no me enganchó. Pero yo soy un
masoquista. Clancy no sabe enganchar al lector y su prosa es
soporífera, pero siempre que encuentro algún libro suyo (gratis,
por supuesto, no estoy tan mal como para pagar por algo que sé que
no me va a gustar) me lo llevo. Supongo que tengo la esperanza de que
alguno me guste. Me he leído pocos libros suyos, cuatro hasta la
fecha, y sorprendentemente dos me gustaron mucho: “Juego de
patriotas”, que es un clásico, y “Sin remordimientos”, que es
como una película de Chuck Norris. He vuelto a leer esta novela
básicamente porque tengo en casa “Deuda de honor”, que creo que
es la sexta entrega de la serie de Jack Ryan, y antes quería leerme
los anteriores que no me había leído. Esta ya la había leído pero
no tenía hecha la reseña, así que aquí está.
No
sé si es porque a veces una segunda lectura me hace cambiar de
opinión o porque lo leí en la tablet, pero esta vez me ha gustado
más. No me ha parecido tan soporífera ni los datos técnicos tan
cansinos. No diré que estuve superenganchado pero me gustó la
historia y la tensión, aunque es verdad que las últimas 100
páginas, hasta que aparece el otro submarino soviético, es puro
relleno.
Además descubrí algunas
cosillas que la primera vez pasé por alto: “Juego de patriotas”
es una precuela, porque aquí se menciona que Ryan salvó la vida de
alguien importante en Inglaterra, por lo cual lo nombraron Sir, y
también se menciona que tiene dos hijos, y el segundo nace al final
de “Juego de patriotas”. La otra cosa es que se menciona a
Cardinal, un agente ruso que pasa información a los americanos, que
es el protagonista de su tercera novela, “El cardenal del Kremlin”.
Por cierto, que esa será la siguiente novela suya que lea.
En
definitiva, la novel me gustó, aunque no voy a convertirme en fan
de Tom Clancy a partir de ahora, y te la recomiendo si te gustan los
thrillers políticos. Yo seguiré leyendo algún que otro libro suyo,
a ver qué tal.
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