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miércoles, 2 de febrero de 2022

Cari Mora, de Thomas Harris


En Miami hay una mansión que perteneció a Pablo Escobar y debajo de ella 25 millones de dólares en lingotes de oro. Cari Mora es una joven colombiana de 25 años que trabaja de ama de llaves  en la casa. Se ocupa de mantenerla limpia y de arreglar los pequeños problemillas que surgen cada día, y duerme allí por las noches para asegurarse de que nadie se cuele en ella (okupas, chavales con ganas de fiesta, etc). 

Dos bandas rivales tienen la mansión bajo vigilancia y ansían  echarle mano al oro de Escobar. Una de ellas es una banda colombiana conocida como las Diez Campanas y algunos de sus miembros son amigos de Cari. La otra está liderada por un hombre llamado Hans-Peter Schneider, un alemán de ascendencia paraguaya sádico y depravado como pocos, que se dedica al tráfico de personas y de sus órganos en el mercado negro. 

Hans-Peter está dispuesto a hacer lo que sea con tal de conseguir el oro, y cuando conoce a Cari enseguida se encapricha de ella, y fantasea con mutilarla de forma horrible y extraerle los riñones para venderlos al mejor postor. Pero Cari Mora no es ninguna mujer desvalida y Hans-Peter no tardará en averiguarlo. Cari fue reclutada forzosamente por las FARC cuando era una niña y ha visto sangre y violencia para llenar una vida. Y cuando los hombres de Hans-Peter matan a un amigo suyo, Cari está más que decidida a regresar a las armas y ocuparse de Hans-Peter personalmente. 

 

Thomas Harris publicó esta novela tras 13 años de silencio desde Hannibal Rising, y uno, como fan suyo que es, la esperaba como agua de mayo. Pero el resultado ha sido de lo más decepcionante. Esta novela es entretenida, y es lo único bueno que puede decirse de ella. Uno no puede evitar compararla con la trilogía de Hannibal Lecter (he dejado fuera Hannibal Rising por obvias razones) y ahí sale perdiendo por mucho. Le falta la profundidad de sus mejores obras, la prosa es muy simple y la historia también lo es. Además utiliza una letra un poco más grande de lo habitual, para que ocupe más páginas de las que le corresponden. Se diría que con la edad Thomas Harris se ha vuelto perezoso y no quiere complicaciones. Sinceramente, para publicar esto tras 13 años de silencio, bien pudo ahorrárselo. 



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