Boone Daniels era inspector de Homicidios en California hasta que un caso que investigaba acabó de la peor manera. Después de eso lo dejó y ahora se gana la vida como detective privado, trabajando lo justo para pagar sus facturas y siempre que no le quite tiempo a su gran pasión: el surf.
Una abogada llamada Petra Hall se presenta en su oficina para contratarlo en nombre de su bufete. Necesitan que encuentre a una bailarina llamada Tammy, testigo principal en un caso de fraude al seguro contra Dan Silver, propietario de varios clubs de streaptease. Sin ella no podrán encerrar a Silver y Petra no es capaz de encontrarla ni responde al teléfono.
Dar con su paradero es de máxima prioridad y Boone acepta el caso a regañadientes, ya que en cuestión de días llegará a las playas de Pacific Beach una de las mayores olas jamás vistas en años y no se lo quiere perder. Por esa razón solo se compromete a buscar a la chica durante las siguientes 48 horas. Pero el caso no tardará en complicarse.
El libro me ha encantado y lo he disfrutado muchísimo. Es ágil y de ritmo rápido y usa un lenguaje muy de la calle, y por ello resulta imposible parar de leer. Desde el primer libro que leí de Don Winslow se convirtió en uno de mis escritores favoritos y tanto por sus historias como por su forma de escribir me recuerda mucho a Elmore Leonard, otro grande de la novela negra, y veo en él a un más que digno sucesor suyo. Este libro es muy bueno y divertido y está superrecomendado. Es más, ¡léete todo lo de Don Winslow!
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