Cuando muere un autor que conozco suelo leerme
algún libro suyo, porque creo que es una buena forma de rendirle
homenaje. Hace poco murió Gabriel García Márquez, uno de los
grandes representantes de la literatura latinoamericana, así que
opté por leer “Crónica de una muerte anunciada”, que mi padre
tiene en casa desde hace 30 años por lo menos.
A mí no me van mucho los autores latinoamericanos
y de García Márquez no me había leído nada hasta ahora, pero lo
cierto es que el libro me ha gustado bastante. El libro se basa,
supuestamente, en un caso real ocurrido 30 años antes. La crónica
está narrada por alguien cercano a los protagonistas, del que no
sabemos el nombre pero supuestamente se trata del propio autor, o eso
es lo que se dice por ahí, y se reconstruye a partir de las
distintas versiones de los testigos del trágico suceso.
Bayardo San Román, un hombre rico recién llegado
al pueblo, se casa con Ángela Vicario, pero tras la noche de bodas
la devuelve furioso a casa de sus padres, pues resulta que no es
virgen, y eso por aquel entonces era un gran deshonor. A base de
golpes la familia le saca a Ángela el nombre de quien la “mancilló”,
Santiago Nasar, y sus dos hermanos, Pedro y Pablo, anuncian por todo
el pueblo que lo van a matar por lo que hizo. Todos en el pueblo
saben lo que va a pasar, menos Santiago, que no tiene ni idea, pero
nadie se lo acaba de creer del todo porque los hermanos Vicario no
serían capaces ni de matar a una mosca, y la desgracia acaba
teniendo lugar pese a la incredulidad de la gente.
La posa de García Márquez me ha sorprendido. Es
fácil de leer y tiene un estilo muy cercano, y la historia me ha
gustado; me recordó a esas leyendas urbanas típicas de los pueblos.
Lo que es una lástima es que la cosa acabe tan mal para Santiago
Nasar, porque resulta que es inocente y lo malo es que nos quedamos
con las ganas de saber quién es el verdadero culpable. Vivida esta
experiencia no descarto leer alguno de sus otros libros.
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