Alguien ha empezado una campaña de desprestigio
contra Theodore Boone. De entrada alguien ha abierto su taquilla,
cuyo código solo conoce él,, y le ha robado los recambios de su
inhalador. Luego le pinchan las ruedas de su bici, un día la
delantera y el siguiente la trasera. Alguien arroja una piedra contra
la ventana de su pequeño despacho en el bufete de sus padres, cuando
él estaba dentro, y lo peor de todo, han robado en una tienda de
informática en el centro comercial y la policía recibe una llamada
anónima dándole el nombre de Theo, y cuando abren su taquilla allí
encuentran tres tablets de última generación. Theo no sabe cómo
han llegado hasta su taquilla, pero la policía no le cree y además
se le vio en bici cerca del centro comercial, así que se convierte
en el principal sospechoso. Por si fuera poco, alguien le hace una
foto saliendo con sus padres de la comisaría y la publica en las
redes sociales, así que al día siguiente todos en su colegio saben
que es sospechoso del robo, y Theo lo pasa bastante mal.
Con ayuda de sus padres, su tío Ike y sus mejores
amigos tratará de demostrar su inocencia y descubrir al verdadero
culpable.
Bueno, el libro está genial, como era de esperar.
En las primeras páginas comienza el segundo juicio contra Pete Duffy
(asesinó a su mujer en el primer libro y parecía que se iba a salir
con la suya, pero Theo encontró a un testigo que echó por tierra su
coartada y el juez declaró el juicio nulo) pero al empezar el juicio
resulta que Duffy se ha escapado y nadie es capaz de dar con él, así
que el juez vuelve a anular el juicio, hasta que lo encuentren. Theo
tenía permiso para ausentarse de las clases para presenciar el
juicio y ante la fuga de Duffy tiene que volver a su rutina diaria, y
poco después empiezan los problemas para él.
Como el anterior, el libro tiene mucho de novela
policiaca, con Theo tratando de averiguar quién es el ladrón y
siguiendo las pistas que puedan llevar hasta él, y como viene siendo
costumbre, la parte más divertida es la del Tribunal de Animales.
Allí no hace falta que seas abogado, el propietario del animal
denunciado puede representarlo ante el juez y a Theo siempre le piden
que defienda a alguno y a él le encanta, claro, y en esta ocasión
tiene que defender a una llama que la tiene tomada con un guardia de
seguridad, que siempre que lo ve lo persigue y le escupe. Jaja.
Bueno, el cuarto libro de la serie, “Theodore
Boone. El activista”, ha salido hace muy poco, pero creo que de
momento me daré un respiro.
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