Este es el primer libro de la nueva serie de Douglas Preston y
Lincoln Child. La verdad, no sé cómo lo hacen, porque
cada año sacan su correspondiente libro de Pendergast, de
autoría conjunta, así como el que cada uno escribe por
su cuenta, y ahora encima empiezan con una nueva serie. Deben acabar
uno y ponerse ya con el siguiente, menudas máquinas. En fin, a
lo que vamos.
Cuando tenía 12 años, Gideon Crew vio cómo su
padre era tiroteado tras haber tomado un rehén en el complejo
donde trabajaba. Años más tarde, cuando su madre yacía
moribunda en la cama de un hospital, le reveló a Gideon la
verdad sobre lo ocurrido con su padre. Su padre era un prestigioso
matemático que trabajaba para el INSCOM, el Comando de
Inteligencia y Seguridad del ejército de Estados Unidos, en la
elaboración de un nuevo sistema de encriptación,
denominado Proyecto Thresher. El trabajo de su padre era ponerlo a
prueba y asegurarse de que no tuviera fallo alguno. Pero sí lo
tenía y dejó constancia de ellos en un memorándum
enviado a sus superiores. Estos no hicieron caso y lo pusieron en
funcionamiento. En tan solo dos meses los rusos consiguieron
descifrarlo y como resultado 26 espías estadounidenses fueron
descubiertos y asesinados.
Cómo no, le echaron la culpa a su padre y éste se
vio obligado a secuestrar a aquel hombre, para obligarles a sacar el
asunto a la luz. Pero en vez de eso optaron por matarle para
silenciarlo. El hombre responsable fue el general Tucker, responsable
también del Proyecto Thresher. Con su último aliento su
madre le hace prometer que, le lleve el tiempo que le lleve, le hará
pagar a Tucker lo que le hizo a su padre. Esto es algo que le lleva
ma´s de 10 años, pero finalmente logra destruir a Tucker
y de paso limpiar el nombre de su padre. Gideon respira por fin
aliviado, pero no tarda en descubrir que está lejos de haber
acabado, pues alguien ha estado espiándolo durante mucho
tiempo y sabe todo lo que ha hecho para llevar a cabo su venganza,
incluso conoce el secreto mejor guardado de Gideon, su pasado como
ladrón de guante blanco.
Esa persona es Eli Glinn (para los habituales de Preston y Child
este nombre no nos resulta desconocido, es el protagonista de “Más
allá del hielo” y el mismo que ayudó a Pendergast a
fugarse de prisión en su trilogía de Diógenes),
y cree que Gideon es el candidato perfecto para desempeñar una
misión de vital importancia, gracias a sus habilidades tan
peculiares. En esos momentos un científico chino se dirige
hacia Estados Unidos en avión, con los planos de una nueva
arma de alta tecnología que inclinará la balanza de
poderes en favor de los chinos, así que su labor será
hacerse con esos planos de la forma que sea. Para convencerlo, Glinn
le muestra a Gideon las radiografías que le hicieron tras el
incidente con el general Tucker, radiografías que no le
mostrarn y que revelan que padece una enfermedad congénita que
acabará con su vida en como mucho un año, y para la que
no existe curea. Glinn se ofrece a pagarle una gran suma de dinero
para que puede disfrutar cómodamente de lo que le quede de
vida, y Gideon acaba aceptando, aún impactado por la noticia.
Es la suya una carrera contrarreloj, porque los chinos envían
a un asesino letal para recuperar esos planos, que no dudará
en matar a todo aquel que se interponga en su camino, y para dar con
él se pondrá tras la pista del propo Gideon.
Tengo que confesarlo, el libro no me ha gustado tanto como los de
Pendergast. Gideon Crew es un personaje muy carismático y
resulta muy atractivo, pero el libro no engancha tanto como los otros
de esta pareja de escritores. Aquí se alejan de sus thrillers
habituales y se meten de lleno en la novela de espías, pero le
falta esa tensión tan característica de sus otros
libros y por eso decepciona un poco.
Lo que no sé e spor qué aquí lo titularon
“Venganza” (ésta ocupa solo las 60 primera páginas)
cuando su verdadero título es “Gideon's Sword”, o sea, “La
espada de Gideon”. Digo yo que no cuesta nada hacer una traducción
literal, ¿no?
De todas formas, pese a lo flojo del libro, pienso leerme el
siguiente, “El cádaver”, que dicen que es bastante mejor.
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