Philip Pullman
es conocido principalmente por su trilogía de “La Materia Oscura” (Las Luces
del Norte, La daga y El Catalejo Lacado), que leí hace más de una década. Del primer
libro hicieron la película, tratando de buscar una nueva saga cinematográfica
tan taquillera como la de Harry Potter, pero fue un fracaso y no siguieron con
el tema. Lo que me pareció peor fue que el final de la película era anterior al
final del libro y era totalmente abierto, en plan “imagínate tú el resto”. Un insulto
para los fans, vamos. Yo me la leí pensando que sería al estilo de Harry
Potter, que por aquel entonces estaba de moda, pero nada que ver, y me
decepcionó un poco, pero una vez metido en la historia tengo que reconocer que
estaba bastante bien.
No conocía más
libros del autor, así que cuando vi este en la biblioteca despertó mi
curiosidad. Y es que solo por el título tan original ya te dan ganas de leerlo.
Resulta que Jesucristo no era una persona sino dos, Jesús y su hermano Cristo. Jesús
es el personaje público que todos conocemos, con muchos seguidores, dando a
conocer el Reino de su Padre, sus parábolas, echando a los mercaderes del
Templo, irritando a los fariseos, etc. Cristo en cambio es un tipo que pasa
desapercibido, inteligente, y su objetivo es que todo el mundo conozca el
mensaje de su hermano. Él aboga porque Jesús haga algún milagro aquí y allá
para convencer a las masas de que no es otro loco charlatán, pero Jesús opina
que los milagros son trucos de feria y lo único que le importa es extender su
mensaje acerca del Reino de su Padre. De todas formas Jesús acabó haciendo
algunos milagros, pero quería mantenerlos en secreto y les hizo prometer a sus
discípulos que no hablarían de ello, pero estos enseguida lo largaron todo y la
fama de Jesús se incrementó. Cristo también quería crear una institución que
representara el Reino de Dios aquí en la Tierra (o sea, la Iglesia que todos
conocemos), pero Jesús tampoco quería saber nada de ninguna Iglesia, él solo
quería vivir el presente y dar a conocer el Reino de su Padre a su manera. Así que
Cristo se dedicó a recoger todas las historias que circulaban sobre su hermano
y e ir alterando algunos hechos aquí y allá para darle un toque más divino del
que realmente tenía, y así es como llegó la historia de Jesús hasta nuestros
días.
He leído que
este libro ha levantado algunas ampollas entre los católicos más devotos, que
la tildan de blasfema, y esto me hace mucha gracia porque me encanta todo lo
que va contra esa supuesta sagrada institución que es la Iglesia Católica. Si se
ponen así por una novela corta infantil, ¿cómo se pondrán, por ejemplo, con la
saga Caballo de Troya de J. J. Benítez? Es de risa.
El libro está
genial, es simple y directo, y destila mucha ironía y algo de crítica hacia la
Iglesia, y la teoría de los dos Jesús resulta más que interesante. Entiendo que
los católicos pusieran el grito en el cielo porque la verdad es que el final es
bastante transgresor: la resurrección de Jesús nunca tuvo lugar, fue un montaje
y su hermano Cristo se hizo pasar por él, convenciendo a sus discípulos de que
realmente había resucitado. Vamos, que todo el cristianismo se basa en una gran
mentira. Jaja, genial. A aquellos que están apilando leña para la pira de Philip
Pullman solo me remitiré a la frase que aparece en la contraportada: “Esto es
una historia”. Así que tomáoslo con calma.
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