Un hombre
explota en mil pedazos al armar una bomba al lado de una carretera y todos los
medios se hacen eco de la noticia. El FBI se hace cargo de la investigación y
unos días más tarde se presenta en casa del escritor Peter Aaron para
interrogarlo sobre el fallecido, pues entre sus restos se encontró un papel con
el nombre de Aaron y sus señas, pero Aaron niega saber quién era el fallecido y
arguye que como es un escritor conocido cualquiera pudo darle sus señas. Los
dos agentes parecen aceptar sus explicaciones y se marchan, pero Peter Aaron
sabe que es cuestión de tiempo que descubran que les ha mentido. Porque, aunque
no se ha desvelado su identidad, Aaron sabe que el fallecido era Benjamin
Sachs, su mejor amigo durante los últimos 15 años y también escritor como él.
Por eso, antes de que el FBI vuelva a llamar a su puerta, Peter Aaron decide
escribir la historia de su amigo, desde que lo conoció en una charla literaria
hace 15 años hasta lo que lo llevó a encontrarse en aquella carretera armando
una bomba.
Los libros de
Paul Auster no pertenecen a un género específico sino que tratan sobre las
historias peculiares y algo atípicas que viven sus protagonistas. Estas
historias son lo que caracteriza su obra, su firma, y es lo que lo convierte en
un autor tan talentoso. La premisa de “Leviatán”, la muerte de un hombre
mientras manipulaba una bomba, es solo una excusa para adentrarnos en la vida
de Benjamin Sachs y descubrir qué llevó a un buen hombre tan fiel a sus
principios que pasó más de un año en la cárcel por negarse a ir a Vietnam
(tiempo que aprovechó para escribir su única novela, que fue alabada por la
crítica como la gran novela americana) a convertirse en un presunto terrorista.
Pero no es solo la historia de Sachs sino también la de Peter Aaron (alter ego
del propio Auster) y de la increíble y profunda amistad que los unió y que jamás
los separaría, a pesar de las dificultades por las que pasarían a lo largo de
los años.
En definitiva,
que “Leviatán” es un libro maravilloso y altamente recomendable, un buen
ejemplo de por qué Paul Auster está considerado como uno de los mejores
escritores de nuestra generación.
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