“Tiempo de
matar” es la primera novela que escribió John Grisham pero fue con su segunda novela,
“La tapadera”, con la que alcanzó el éxito. Su última novela, “La herencia”, es
una secuela de “Tiempo de matar”, así que para refrescar la memoria antes de
ponerme con ella decidí volver a leer “Tiempo de matar” (casualmente la semana
que me leí el libro pusieron la película por la tele).
La acción
transcurre en el pueblo sureño de Clanton, Mississippi. Dos hombres le dan una
tremenda paliza y luego violan a una niña negra, dejándola medio muerta. El
sheriff de Clanton, Ozzie Walls, tarda poco en identificarlos, detenerlos y
hacerlos confesar. Pero el asunto da un giro inesperado cuando tras la vista
preliminar en la que el juez dictamina la fianza para los dos acusados, Carl
Lee Hailey, el padre de la niña, surge de la nada y dispara contra ambos,
matándolos.
Jake Brigance
es un abogado del montón que conoce a Carl Lee desde hace años. Jake defendió a
su hermano en un caso de asesinato y sin apenas pensarlo se convierte en su
abogado. El juicio de Carl Lee pasa a ser noticia de primera página en la
prensa y centra todos los informativos, y le fiscal del condado pretende
utilizar el juicio para presentarse al cargo de Gobernador. Jake no solo tendrá
que enfrentarse a él y sus argucias para ganar el juicio, tendrá que soportar no solo la presión de que de él dependa
que Carl Lee vaya o no a la cámara de gas, sino también los ataques y amenazas
del Ku Klux Klan, que quiere que Carl Lee reciba lo que se merece por haber
matado a esos dos chicos, sea de la forma que sea.
Grisham es uno
de mis escritores favoritos y de él jamás me oirás decir que alguno de sus
libros es malo. No tiene libros malos
sino menos buenos y todos me encantan en mayor o menor medida. No es por el
libro en sí (me gustan tanto sus thrillers judiciales como los que no lo son)
sino por la forma de escribir, que te engancha desde el principio y ya no
puedes parar de leer. Aparte de que aprendes bastante del mundo de la abogacía.
“Tiempo de
matar” es ya un clásico entre los thrillers judiciales de Grisham y me
sorprende que no fuera un fulgurante éxito cuando lo publicó inicialmente. Al ser
su primera novela no es del todo perfecta, le hacía falta retocar un poco la
prosa y el ritmo y le sobran algunas páginas aquí y allá , pero la historia es
magnífica y muy crítica con el racismo que tan presente está el profundo sur de
los Estados Unidos. Un hombre al que se juzga no por haber matado a los
violadores de su niñita sino por ser negro. Si hubiera sido el caso contrario,
un hombre blanco que dispara contra los violadores negros de su hija, todo el
mundo lo habría entendido, pero al ser negro la cosa cambia.
El libro se lee
fácilmente y Grisham hace que los términos legales se entiendan a la primera,
sin ninguna complicación. Bueno, creo que ahora ya puedo leer “La herencia”,
aunque no sé cuándo podré hacerle un hueco.
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