Félix Kline es
un hombre dotado de poderes psíquicos que trabaja para la empresa minera
“Magma” localizando minas por todo el mundo utilizando su don. Por una visión
Kline sabe que alguien pretende secuestrarlo aunque no sabe quién ni cuándo ni
cómo sucederá, así que su empresa contrata los servicios de “El Escudo de
Aquiles”, una empresa dedicada a dar protección y seguridad a sus clientes, así
como ocuparse de secuestros y pagos de rescate y tal. Estos le asignan a Liam
Halloran, su mejor agente, la protección de Kline, y este acompaña al psíquico
y a su guardia personal privada (un americano, un polaco y dos jordanos, estos
últimos unos individuos bastante siniestros) a una solitaria casa que se alza
sobre un pequeño valle alejado de la ciudad, con un sistema de seguridad
bastante pobre. Pero al poco de llegar Halloran empieza a percibir cosas
extrañas que suceden en esa casa, los perros salvajes que vagan libremente de
noche por el exterior; la casa del guarda que siempre está a oscuras y
abandonada, pero cuando pasa por delante siente que alguien lo está observando;
la siniestra personalidad de Kline, que utiliza su don para crear alucinaciones
muy vívidas en la mente de Halloran, enfrentándole a sus peores pesadillas,
solo para disfrutar torturándole; la fuerte influencia que Kline ejerce sobre
Cora, su ayudante personal, como si la tuviera bajo su control; la desaparición
y muerte de algunas personas cercanas a Kline…
Si este libro
fuera una película sería una de esas de terror de serie B de bajo presupuesto. Que
no se me entienda mal, la novela me ha gustado (aunque a veces es un poco
lenta), es bastante entretenida, pero mezcla varios géneros distintos (espías,
poderes psíquicos, criaturas, sacrificios humanos, etc) y el resultado es algo
bizarro, y más que de terror es de tensión, al menos hasta el tramo final.
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