Esta es la primera novela protagonizada por Mrs Marple, una vieja solterona al tanto siempre de cualquier chismorreo que circule por el pueblo y aficionada a los misterios. Ya me leyera otra novela suya, "El tren de las 4:50", y me gustó bastante. Este lo conseguí gratis en un mercadillo de libros de segunda mano.
Pese a ser su primera novela, Mrs Marple es más bien un personaje secundario pero importante. Es testigo de algunas cosas y los personajes principales acaban acudiendo a ella por lo que sabe o insinúa.
La novela está narrada en primera persona por Leonard Clement, el vicario del pequeño pueblo de St Mary Mead, personaje fundamental en la trama, ya que es en su vicaría donde se halla el cuerpo sin vida de Lucius Protheroe, magistrado y coronel retirado, fruto de un disparo. La víctima era un hombre de mal carácter y muy estricto y se llevaba mal con muchas personas del pueblo.
Lawrence Redding, joven pintor afincado en el pueblo, que tenía una aventura con su esposa, enseguida confiesa ser el asesino, y poco después la esposa también confiesa haber matado ella a su marido. Después de que el inspector Slack y el vicario hablen con Mrs Marple, que vive cerca de la vicaría y que vio a ambos sospechosos minutos antes del crimen, esta les asegura que ellos ni pudieron matar al juez, que su rápida confesión les descarta y que seguramente cada uno cree que fue el otro y se están cubriendo mutuamente. De hecho, Mrs Marple sospecha de hasta siete personas diferentes, cada una con un buen motivo para matar al juez, pero se niega a darles ningún nombre ya que no quiere hablar mal de nadie.
Así que el inspector Slack, que creía tener entre manos un caso sencillo, tiene que volver a investigar el caso desde el principio. Para ello contará con la ayuda del vicario, que participará activamente en la resolución del caso.
El libro me ha gustado. Me ha sorprendido que para ser una novela de Mrs Marple esta no sea la protagonista principal y que todo el peso recaiga sobre el vicario. Y esa es otra, el vicario. Me extraña que el inspector deje que el vicario le ayude con la investigación, que comparta con él sus pesquisas y que incluso se lo lleve a interrogar a los sospechosos. No es muy normal. ¡Parece que ahora cualquiera es investigador! Dejando eso fuera, el libro es tan bueno como cualquiera de los de la autora. Es de fácil lectura y como no podía ser de otra forma, la revelación de la identidad del asesino es toda una sorpresa.
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