"El día que se perdió el amor" es la continuación de la primera novela de Javier Castillo, "El día que se perdió la cordura" y transcurre un año después.
La mañana del 14 de diciembre de 2014 una mujer camina desnuda por las calles de Nueva York con un montón de papeles amarillentos en las manos. El FBI la detiene y la llevan a sus dependencias y allí es interrogada por el inspector Bowring, para tratar de averiguar su identidad. La mujer afirma conocer el futuro; en los papeles que llevaba con ella están anotados los nombres de varias personas y la fecha en que morirán, y Browning cree que está loca. Pero el asunto se torna serio cuando horas más tarde aparece una mujer decapitada, cuyo nombre estaba en uno de los papeles de la mujer desnuda. La mujer niega haberla matado y se niega a darle más información al respecto. Sin embargo parece conocer muy bien a Bowring y cuál es su punto débil.
Katelyn Goldman desapareció hace siete años y Bowring no pudo resolver su caso, algo que lo ha obsesionado todo este tiempo. La mujer conoce ese nombre y le insinúa que esta es su última oportunidad de encontrarla aún con vida, y se niega a darle más información. Poco después recibe un paquete que contiene una copia del expediente y las pruebas del caso de Katelyn, copias que en un día de frustración él tiró a la basura. Pero entre las pruebas hay material que no había antes, que señalan a un nuevo sospechoso, y Bowring parte en su busca, desesperado por hallar a Katelyn aún con vida, y consciente de que está haciendo justo lo que quiere la mujer.
Por su parte, Jacob y Amanda viven tranquilos y felices tras acabar con Laura y su secta de fanáticos, pero una noche todo vuelve a empezar. Uno de ellos se cuela en su piso y hiere a Amanda de gravedad y Jacob tiene que llevarla rápidamente al hospital para que le salven la vida. Entonces descubre que el quirófano en el que deberían estar operándola está vacío. Ellos la han secuestrado y Jacob enseguida se pone tras su pista, esperando encontrarla antes de que sea demasiado tarde.
Ambas tramas llevarán a los protagonistas de vuelta donde empezó todo: el pueblo de Salt Lake.
El primer libro de Javier Castillo me voló completamente la cabeza. Estuve enganchadísimo y no podía parar de leer, lo acabé en pocos días. En esta segunda novela pasa más o menos lo mismo, engancha y se lee rápido, pero my hype ya no lo tuve tan alto. El primero se debía a la novedad, pero en este la historia es muy similar y ya sabes a lo qué atenerte, ya no te rompe tanto los esquemas. Y los defectos se notan más. La prosa es demasiado simple (es lo que hace que se te pase tan rápido el libro, pero también es la causa de que te olvides de él una vez terminado). Personalmente prefiero que esté algo más elaborada. En el tramo final todo va demasiado rápido (los personajes llegan a Salt Lake atropelladamente, casi al mismo tiempo) y luego está la historia, que es muy loca, muy poco realista. Lo de Carla es un auténtico sin sentido, una fumada del copón.
Es una novela entretenida y amena, una lectura rápida para pasar el rato, pero no está entre mis referentes del género.
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