De Alex Robinson me he leído dos novelas gráficas que me encantaron (Malas ventas y Estafados, dos joyas) y cuando vi esta obra suya en la biblioteca no dudé en llevármela a casa.
El protagonista, un hombre de mediana edad llamado Andy Wicks, que ha probado infinidad de remedios para dejar de fumar pero ninguno ha funcionado. Como último recurso se deja guiar por su esposa y acepta probar una terapia de hipnosis. Andy cree que es una pérdida de tiempo y que no va a funcionar, pero al abrir de nuevo los ojos descubre asombrado que vuelve a estar en el instituto. Es 1985 y vuelve a tener 15 años. Al principio se siente confuso y no entiende lo que está pasando, pero finalmente lo relaciona con la hipnosis y ata cabos. Ese fue el año en que se fumó su primer cigarrillo, se lo ofreció una chica universitaria en una fiesta, así que su plan es sencillo: esperar a la fiesta y rechazar el ofrecimiento.
Hasta entonces debe hacer vida de instituto, y hace lo mismo que hizo la primera vez. Pero se da cuenta de que ese lugar no es real, que todo está en su cabeza, así que decide hacer algo que nunca se atrevió a hacer: pedirle salir a la chica por la que estaba colado. Al fin y al cabo, ¿qué podría salir mal?
Esta obra me ha encantado. Las otras dos que leí del autor eran bastante tochas, 600 y 400 páginas respectivamente, pero esta son apenas 120 páginas y se lee en poco más de una hora. La novela gráfica tiene un tono divertido y nostálgico, con el protagonista regresando a sus años de instituto y volviendo a ver a sus amigos de entonces, a la chica que le gusta, a su familia. Por eso sorprende cuando en el tramo final da un giro de 180º y la historia se centra en el drama personal del Andy de esa época, con lo del padre. A lo largo de la novela ya se iba insinuando algo, pero no lo ves venir. Es muy duro y emotivo y te toca la fibra.
Es una novela gráfica de sobresaliente. Le doy un 9/10.
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