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jueves, 18 de agosto de 2022

La chica de nieve, de Javier Castillo


 Nueva York. 1998.

Aaron y Grace Templeton llevan a su hija Kiera, de tres años, a ver el desfile de Acción de Gracias. En un despiste momentáneo Aaron suelta la mano de su hija y Kiera desaparece entre la multitud. Los Templeton la buscan frenéticamente sin resultado y la policía halla cerca de donde desapareció su ropa y mechones de pelo, lo que confirma la peor de las noticias: alguien se la ha llevado. El FBI se involucra en el caso y durante la semana siguiente la foto de Kiera Templeton aparece en todos los medios, hasta en los cartones de leche, pero no vuelve a surgir otra pista acerca de su paradero, y su caso se convierte en uno de tantos sin resolver. 

En 2003, el día en que Kiera habría cumplido ocho años, sus padres reciben una cinta de VHS que contiene un video de un minuto de duración en el que se ve a una Kiera de ocho años jugando en su habitación con unos juguetes. Esto vuelve a infundir esperanzas a unos padres ya de por sí destrozados y su caso vuelve a revitalizarse, aunque solo temporalmente. En los años siguientes seguirán recibiendo más cintas, pero en 2010 la cinta que reciben solo muestra una habitación vacía, y les hace temer lo peor. 

 En 1998, Miren Higgs, una joven estudiante de Periodismo, decide escribir un reportaje sobre el caso Kiera Templeton como trabajo para una asignatura, cuando ya todos los medios están olvidándose de ella. Miren sufrió una brutal agresión hace un año, de la que aún arrastra el trauma, y el caso de Kiera supone para ella una válvula de escape. Durante los años siguientes y ya convertida en una periodista en alza, la desaparición de Kiera seguirá siendo para ella una obsesión personal y seguirá investigándolo por su cuenta, analizando una y otra vez todas las pruebas halladas en 1998 así como las posibles pistas extraídas de cada cinta de video, incluso cuando el FBI hace tiempo que perdió la esperanza de encontrarla. Pero Miren es incansable y no se detendrá hasta dar con el paradero de Kiera Templeton. 


"La chica de nieve" me ha gustado, aunque no tanto como la anterior novela de Javier Castillo, la de Miranda Huff. La novela transcurre entre el pasado y el presente, alternando todo el tiempo entre 1998, 2003 y 2010. Es una forma interesante de narrar la historia pero también puede ser un punto negativo; si no tienes claro lo que pasa en cada época puede ser algo confuso y dificil de seguir. 

Javier Castillo utiliza esta fórmula, lo de alternar el pasado con el presente, en todas sus novelas, y a mí personalmente ya se me hace cansino. Una vez vale, pero siempre... buff. Hubiera preferido que la narración fuera lineal en vez de tanto salto en el tiempo, tal vez así la novela no se habría extendido tanto y nos habríamos ahorrado algún que otro capítulo de relleno. 

En general la novela está bien, es entretenida y tal, pero no está en mi top 5 del género.


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