Los Black reciben el chivatazo de que Irma Dagon, su enemiga, va a robar una daga de jade del Museo. Ellos no saben nada acerca de la daga pero si va a robarla es que es importante, así que planean que Amanda se cuele antes en el Museo y la robe antes. Pero allí Amanda se encuentra con Irma y la daga en sus manos, que le informa que es falsa y que alguien se les ha adelantado. Y antes de dejarla sola le aconseja que investigue al ladrón, que tal vez descubra algo importante acerca de su familia.
Al analizar las imágenes del robo la tía Paula cree haber identificado al ladrón por la forma de moverse, pero no da crédito a lo que han visto sus ojos: el ladrón resulta ser la madre de Amanda, que está viva. Al saberlo, Amanda queda en estado de shock. ¿Cómo puede estar viva? ¿Por qué no se ha puesto en contacto con ella en todo este tiempo? ¿Y por qué robar la daga de jade?
Amanda necesita respuestas a todas estas preguntas y por eso está decidida a buscar a su madre, algo que su tía-abuela Paula cree que es una muy mala idea y algo muy peligroso, pero Amanda hace oídos sordos y parte con su amigo Eric hacia el Himalaya en su busca.
Este cuarto libro de la serie me ha gustado mucho (yo diría que es de mis favoritos) y eso se debe al tema de la madre de Amanda. Que esté viva es todo un golpe de efecto y en ninguno de los libros anteriores había pistas que te hicieran sospechar. Lo de la madre está lleno de misterio y es muy intrigante; hace que te hagas muchas preguntas y no es hasta el final del libro que te sugieren alguna cosa de por qué hace lo que hace. Además este es el primer libro de la serie que termina con un cliffhunger, y esto te da muchas ganas de leer el siguiente. A pesar de ser una saga para niños la encuentro muy divertida y misteriosa, y la recomiendo. Te hace pasar un buen rato.
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