Algo terrible está pasando. Amanda se estaba preparando para representar el Mago de Oz en el instituto cuando la mayoría de sus compañeros han perdido el conocimiento. Amanda ha comprobado que no tenían pulso y poco después estos se han levantado convertidos en zombis. Solo Amanda, Eric, Esme y su archienemiga Sara se han salvado de que les pasara lo mismo porque estaban escuchando música en sus móviles.
Esto no ocurre solo en el instituto sino que está pasando en todas partes y Amanda cree saber cuál es la causa. En el libro anterior la madre de Amanda se llevó la campana de Jade, un artefacto muy poderoso y peligroso capaz de resucitar a los muertos. Y si está pasando esto significa que ha hecho sonar la campana. Su madre está obsesionada con resucitar a su padre y no atiende a razones, pero para Amanda el precio es demasiado alto.
La campana absorberá la energía vital de las personas zombificadas cercanas a ella, y algunas de ellas son amigos y seres queridos de Amanda, así que es algo que no puede permitir. Para impedirlo y revertir su situación, Amanda tiene hasta medianoche para encontrar y destruir la campana.
El libro me ha gustado y me ha parecido muy divertido. Obviamente es un libro para niños y no van a salir zombis mordiendo y arrancando vísceras, así que la forma de convertir a alguien es por contacto visual. Es curioso. Lo que no me gusta es lo relacionado con Amanda y su madre. Yo me esperaba algún intercambio de palabras, Amanda intentando razonar con ella y convenciéndola de la locura de sus actos, pero nada de nada. Aquí como mucho se ven de lejos y su madre huye al verla, en vez de enfrentarse las dos. No tiene sentido. Es como si los autores quisieran estirar la trama lo máximo posible, y lo que consiguen es que el lector pierda la paciencia y se irrite.
En fin, espero que los autores no esperen demasiado a retomar este asunto y cerrarlo adecuadamente.
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