Martinsburg, en Connecticut, es el pueblo más tranquilo de Estados Unidos, sus 40 agentes de policía lo más peligroso que han hecho es arrestar a algún vecino borracho o poner alguna multa. Pero un día surge inesperadamente una terrible orgía de violencia que afecta a la mayoría de habitantes del pueblo. Atracos, incendios, agresiones, suicidios... ¿Cómo gente pacífica puede cambiar tan repentinamente? Es como si no fueran ellos mismos.
Nadie sabe a qué se debe este arrebato de violencia que va extendiéndose por todo el pueblo, pero la causa parece radicar en un misterioso cuadro del pintor Jean-Baptiste Columbine, de finales del siglo XVII, que nadie sabe de dónde ha salido.
No conocía al autor ni el libro, pero su sinopsis me atrajo así que me lo llevé a casa, y la verdad es que me ha gustado mucho. Me ha parecido una muy buena novela de terror. Me encantan esas novelas en las que el autor crea toda una comunidad, de 50-100 personajes (Stephen King es un especialista en esto), y es uno de los puntos a favor del libro. También me gusta cómo el caos va surgiendo y extendiéndose poco a poco como un cáncer. Mi parte preferida es la referente al diario de Jean-Baptiste, es muy superior al resto del libro, y aunque el final es algo previsible, en general es una lectura que he disfrutado. Es que el terror setentero mola mucho.
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