Esta es la primera entrega de la llamada “Segunda
Trilogía de la Fundación”, una trilogái escrita por tres autores
diferentes y autorizada por los herederos de Isaac Asimov que va
metida con calzador entre los libros de la saga original. Al final de
la primera parte de “Hacia la Fundación” Hari Seldon era
escogido para sustituír a Eto Demerzel como nuevo primer ministro
del Emperador Cleon I y este libro arranca poco después. A Hari no
le hace ninguna gracia convertirse en primer ministro, él lo que
quiere es seguir de profesor y centrarse en la psicohistoria, pero el
Emperador quiere que ocupe el puesto y Hari no puede hacer nada para
que cambie de opinión.
Pero esto no significa que Hari se convierta de
inmediato en primer ministro. Para ellos debe ser elegido por
votación y hay algunos individuos a los que no les agrada la idea de
verlo en el puesto, así que el proceso se alarga eternamente. El
principal rival de Hari para el puesto de primer ministro es un
hombre llamado Betan Lamurk, que goza de una gran aceptación entre
el público y al conversar con él Lamurk se muestra bastante
amigable, pero en realidad es un hombre dispuesto a hacer lo que sea
necesario para llegar a primer ministro y Hari sufre varios intentos
de asesinato, aunque no puede probar que Lamurk es el responsable, y
se ve obligado a refugiarse en diferentes planetas para eludir a sus
hombres, y mientras trata de avanzar en el desarrollo de la
psicohistoria.
Hari descubre la existencia de dos antiguos
simulacros, dos inteligencias artificiales hechas a partir de dos
personajes históricos de la Tierra, Voltaire y Juana de Arco, con
sus mismos recuerdos y personalidades, y decide utilizarlos para
mejorar su psicohistoria, pero la cosa se complica y se ordena que
los simulacros sean destruidos, pero éstos finjen su muerte y se
refugian en el Retículo, el Internet de Trántor. Allí despiertan
por accidente a la versión cibernética de una antigua raza
alienígena que fue extermianda hace milenios por los robots, cuya
misión era limpiar el Universo de toda presencia alienígena para
dejarle el sitio listo al Imperio Galáctico, y ahora deciden poner
en marcha su venganza para destruír el Imperio.
El libro no me ha gustado. Reconozco que tiene
cosas interesantes, como lo de los simulacros de Voltaire y Juana de
Arco, los detalles que nos dan sobre el funcionamiento de la
psicohistoria, la parte de Panucopia o que nos respondan por fin a la
gran pregunta: ¿por qué en el universo de Asimov no aparece ni un
solo alienígena? Pero el estilo de Benford es muy diferente del de
Asimov, no hay sorpresas ni giros argumentales, le sobran muchas
páginas (es un tocho de 650 páginas) y no llega a enganchar. Además
contiene pequeñas contradicciones con la saga original (el uso de
agujeros negros para viajar por el espacio en vez de los viajes
hiperespaciales, por ejemplo) y sobra decirlo, pero la saga de Asimov
le da cien vueltas.
Espero que la siguiente entrega de esta trilogía
sea mejor.
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