Roswell
es una serie de ciencia-ficción basada en las novelas juveniles de
Roswell High escritas por Melinda Metz y duró tres temporadas, de
1999 a 2002. yo la vi de adolescente por la tele, pero me quedé en
los primeros 9 o 10 capítulos, porque o bien cambió de horario o de
día, o decidieron quitarla de la parrilla. Hace unos años me dio
por buscarla pero no tuve suerte y pensé que jamás la vería
entera, pero sorprendentemente el año pasado la encontré completa,
así que no lo dudé.
La serie
transcurre en el pueblo de Roswell, Nuevo Méjico, donde, como
sabrás, se estrelló un OVNI en 1947 (supuestamente). El pueblo ha
convertido esto en un filón y muchos negocios hacen su agosto con el
tema alienígena; hay un museo alienígena, las camareras de las
cafeterías llevan delantal con la cara estampada de un alienígena y
una diadema con unas antenas y en el aniversario del día que se
estrelló la nave se hace una recreación seguida de una gran fiesta
con fuegos artificiales a la que la gente acude disfrazada... en
definitiva el pueblo subsiste gracias a los miles de turistas que
llegan para saber si lo del OVNI es verdad o no, muchos de ellos
frikis del fenómeno OVNI.
La
protagonista es Liz Parker, una chica de 16 años que trabaja en la
cafetería de su padre con su mejor amiga Maria y además es la
narradora (Liz escribe todo lo que le pasa en un diario y la voz en
off es ella escribiendo).Un día se produce un altercado en la
cafetería y alguien dispara con su pistola, alcanzando a Liz en el
abdomen. Max Evans, el chico raro del instituto, se encuentra allí y
durante el alboroto se acerca a ella, le pone la mano en el abdomen y
hace desaparecer la herida. Luego rompe una botella de ketchup y se
lo echa por encima y le dice que lo que ha pasado es que se le cayó
la botella, pero que está bien, y le pide que guarde silencio y
luego se marcha corriendo con su amigo Michael, antes de que llegue
el sheriff.
Para Liz
ya nada volverá a ser igual.
Los dos
son compañeros de clase y en clase de ciencias Liz aprovecha para
ver al microscopio una muestra de la saliva de Max (al saber que
tenían que hacer esto Max pidió permiso para ir al baño, ejem) y
descubre que sus células son muy diferentes de las de ella. Liz lo
lleva aparte y le pide una explicación sobre lo que ocurrió en la
cafetería, mostrándole el abdomen, donde tiene la huella
fosforescente de la mano de Max, y le habla del análisis de su
saliva, y Max le confiesa la verdad: que es un alienígena.
Liz se
asusta y se marcha apresuradamente, pero Max le hace prometer que no
se lo dirá a nadie, ni a sus padres y nisiquiera a Maria, pues su
existencia depende de ello.
Liz está
saliendo con Kyle, el hijo del sheriff Valenti (William Sadler) y
éste le ve la huella de la mano en el vientre y se lo menciona a su
padre. Al interrogarla, el sheriff le pregunta por la huella, pero
Liz niega saber nada de ninguna huella y entonces el sheriff le
muestra la foto de un cadáver encontrado en 1959, en el que también
había la huella fosforescente de una mano y la obliga a enseñarle
el abdomen. Afortunadamente la huella ha desaparecido, pero esto no
convence al sheriff, ya que en el cadáver del 59 la huella de la
mano también desapareció al cabo de unas horas, y le pregunta por
Max Evans, pues sabe que estuvo allí, pero Liz le dice que no lo vio
en la cafetería y que de hecho apenas lo conoce, y el sheriff la
deja marchar.
Sin que
ella lo sepa, Valenti se ha llevado su uniforme de camarera y ha
encontrado un agujero de bala, y llama al FBI para informarles del
caso, pero éstos no le dan demasiada credibilidad, siendo quien fue
su padre, y se marchan, aunque se llevan consigo el uniforme para
analizarlo. Resulta que el padre de Valenti fue sheriff en el 59,
cuando tuvo lugar lo del cadáver, y defendió la teoría de que fue
cosa de alienígenas, lo que lo convirtió en el hazmerreír y acabó
sus días interno en un asilo. El sheriff Valenti siempre pensó que
estaba loco, pero ahora empieza a creer que tenía razón (de hecho
piensa que Max puede ser el que mató a aquel hombre en el 59) y
convierte a Max en el centro de su investigación.
Liz por
su parte vuelve a interrogar a Max y le pide que se lo cuente todo
sobre él, que no es mucho. Max, su hermana Isabel y su amigo Michael
llegaron en la nave que se estrelló en Roswell en 1947, aunque no
salieron de las cápsulas hasta 1989, con el aspecto de niños de 8-9
años, pero no saben quiénes son ni de dónde ni qué hacen aquí.
Tienen el poder de manipular las moléculas de los objetos (así fue
cómo curó Max a Liz) e Isabel puede meterse en los sueños de las
personas, pero por lo demás son igual que cualquier ser humano. Liz
le habla de la foto que le enseñó Valenti, que es la primera pista
que tienen sobre su origen, y al saber que Valenti sospecha de él
decide que los tres deben abandonar Roswell.
Al final
Liz acaba contándole a Maria lo de Max, que reacciona como una
histérica, y la noche en que Max, Isabel y Michael deciden abandonar
el pueblo se cruzan con ellos, y Liz los convence de que se queden,
que si huyen estarán demostrándole a Valenti que tenía razón al
sospechar de ellos, y les cuenta su plan para hacerle ver al sheriff
que se equivoca sospechando de Max. Pero lo único que consiguen es
reafirmarlo en sus sospechas y durante la temporada no le quitará el
ojo de encima a Max, llegando a obsesionarse de tal forma que no lo
dejará ni a sol ni a sombra.
Aparte
de eludir el radar de Valenti los tres alienígenas adolescentes
también tendrán que esquivar a los federales, que se dejarán ver
por Roswell, uno de los cuales se infiltrará en el instituto
haciéndose pasar por la nueva orientadora (Julie Benz), aunque Liz y
Max enseguida sospecharán de ella. La temporada se centra sobretodo
en la búsqueda por parte de Max, Isabel y Michael del cuarto
alienígena, el que asesinó a aquel hombre en el 59, pues creen que
él tiene las respuestas a todas sus preguntas, yendo de una pista a
otra a lo largo de la temporada. Y como en toda serie juvenil de
instituto, también se centra en el romance de los protagonistas, Max
y Liz por un lado y Michael y Maria por otro. Al curar a Liz, entre
ella y Max se creó un vínculo especial y ambos se gustan y atraen,
pero son claramente diferentes y de entrada no pueden estar juntos,
pero ya sabes cómo son estas cosas y a lo largo de la temporada se
juntan y se separan por lo menos hasta en tres ocasiones. Pero bueno,
es una historia bastante bonita y me recuerda a la de Clark y Lana en
la serie “Smallville”.
Pese a
que es una serie juvenil, lo cierto es que me ha gustado bastante. El
tema alienígena es muy interesante y tiene su intriga, que está
bien llevada, y las respuestas de la temporada llegan en el último
capítulo, dejando las cosas más que interesantes para la 2ª
temporada. La única pega es que Max es un sosainas y parece no tener
sangre. Menudo muermo.
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