“Miedo” es la
quinta entrega de la saga Olvidados y tiene lugar cuatro meses
después d ellos hechos descritos en la anterior novela.
Astrid se vio
obligada a matar a su hermano Pete para impedir que la gayáfaga lo
utilizara para liberarse (Pete era el más poderoso de los chicos con
poderes, podía crear cosas de la nada y fue quien creó la Era, la
cúpula que los aisla del exterior). Astrid pensó que al morir Pete
la ERA desaparecería, pero no ha sido así. Y para castigarse por lo
que hizo, Astrid se ha apartado de todo el mundo y estos cuatro meses
ha estado viviendo sola en el bosque, cazando para alimentarse.
Una mancha negra ha
aparecido en la cúpula y ha empezado a extenderse por su superficie.
Al ritmo al que crece, el pueblo de Perdido Beach quedará
completamente a oscuras en pocos días, así que Astrid decide
regresar con Sam para advertirle de esta nueva crisis.
El grupo de
supervivientes de Perdido Beach se ha dividido en dos. Unos cien
chicos se han trasladado con Sam al norte, a vivir al lago Tramonto,
incluida Diana, la novia de Caine, que está embarazada. El resto se
ha quedado en el pueblo, con Caine erigido nuevamente como líder,
pues en ausencia de Sam tuvieron que recurrir a él para hacer frente
al ataque de los insectos mutantes gigantes de hace cuatro meses.
Caine se refiere a sí mismo como rey y su palabra es ley.
La gayáfaga
necesita un cuerpo en el que poder nacer y por eso envía al
psicópata de Drake a por Diana, porque quiere a su bebé. Pete ha
muerto pero su mente sigue existiendo libre de su cuerpo y el
constante dolor de su cerebro (era autista), y empieza a hacer de
Dios con los chicos del pueblo, borrándoles la cara o
convirtiéndolos en monstruos, creyendo que son personajes de un
videojuego.
La saga se pone cada
vez mejor y ya se nota que el final está cada vez más cerca. Aquí
por fin se nos revela qué fue de los adultos y mayores de 15 años
que desaparecieron al caer la cúpula, de lo que en anteriores libros
solo nos ofrecieron diversas hipótesis. Otra cosa que me gusta es
que Caine vuelve a desempeñar un papel importante, después de unos
libros en los que el autor no parecía saber muy bien qué hacer con
él. Me encanta que Sam y Caine, dos enemigos declarados desde el
primer libro, se vean obligados a trabajar juntos. También destaca
el personaje de Penny, una chica realmente odiosa, tanto como Drake,
de la que proceden los momentos más aterradores de la novela.
Esta tiene un ritmo
trepidante, es muy absorbente y resulta imposible parar de leer. Una
más y se acabó.
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