Hace un par de años
surgió una conversación bastante interesante con unos colegas sobre
libros desagradables, esos libros que te revuelven el estómago y te
quitan las ganas de seguir leyendo. Se mencionaron, entre otros,
“Flores en el ático” de V. C. Andrews y “La vecina de al lado”
de Jack Ketchum. Casualmente, poco después, encontré el primero en
un mercadillo de libros de segunda mano (gratis) y me lo quedé para
comprobar si efectivamente era tan desagradable como decían, pero
como tengo tantos libros amontonados fui dándole largas hasta ahora,
que me he decidido a leerlo porque una amiga me lo pidió prestado y
lógicamente antes tenía que leerlo.
El libro no es tan
desagradable como yo me imaginaba pero sí es bastante fuerte.
“Flores en el ático”
es el primer libro de la saga Dollanganger, formada por cinco libros
(aunque el último es una precuela) y por ello es el más conocido.
Al principio del libro Christopher Dollanganger muere en un accidente
de coche. Su mujer, Corrine, no se ve capaz de mantener a sus hijos
(es de esas mujeres que necesitan un hombre a su lado) así que le
escribe varias cartas a sus padres para ver si pueden irse a vivir
con ellos y tras varios intentos la madre responde que sí, pero
lejos de alegrarse Corrine se lo toma como la peor noticia posible,
porque sus padres son muy jodidos, unos fanáticos religiosos a los
que todo les parece mal y a la mínima sacan la vara. Los padres de
Corrine son ricos pero Corrine no se habla con ellos desde hace 15
años, cuando ella y Christopher se conocieron, se enamoraron y se
fugaron. Porque resulta que su marido era también su tío, aunque
era solo 3 años mayor que ella, y por eso la desheredaron y desde
entonces no quisieron saber nada más de su hija (a mi modo de ver
aquí no hay verdadero incesto, porque Christopher es hermanastro de
su padre, así que no es su tío carnal).
El padre de Corrine
está enfermo; tiene problemas de corazón y va en silla de ruedas y
siempre está rodeado de enfermeras, y Corrine pretende volver a
congraciarse con él para que la incluya de nuevo en su testamento, y
así, cuando se muera, quedarse con toda su fortuna y poder darle a
sus hijos todo aquello que necesiten. Él no sabe que tuvo cuatro
hijos con su hermanastro y si se enterara seguramente los pondría de
patitas en la calle, o algo incluso peor, así que con ayuda de su
madre los esconde en el ático, solo unos días, hasta que vuelva a
incluirla en su testamento. Pero esos días dan paso a las semanas, y
las semanas a los meses y estos se convierten en tres largos años
durante los cuales los cuatro hermanos viven un auténtico infierno,
encerrados allí como si fueran animales, bajo el cuidado de su cruel
abuela, que no alberga el más mínimo sentimiento hacia ellos,
mientras su madre va desentendiéndose poco a poco de ellos,
dedicándose a ir de fiesta y a viajar, e incluso volviendo a
casarse, y les lleva regalos para compensar sus largas ausencias,
como si con eso fuera suficiente, y soltándoles excusas sobre por
qué está tardando tanto en arreglar las cosas con su padre.
Durante todo este
tiempo son los dos hermanos mayores, Chris, de 14 años y Cathy de 12
los que ejercen de padres de los gemelos, Carrie y Cory, de 4 años,
y como están en esa edad en la que sus cuerpos experimentan cambios,
empiezan a sentir curiosidad y claro, ellos sí, acaban cayendo en el
incesto.
V. C. Andrews |
Si me hubiera leído el
de “La vecina de al lado” de Jack Ketchum (cosa difícil ya que
no es fácil de encontrar) habría dicho sin ningún asomo de duda
que es un libro realmente desagradable, porque me leí un resumen del
caso real en que se basa, incluído en el libro “Jasper Jones”, y
solo con eso ya se me revolvió el estómago. Yo no diría que este
es desagradable pero sí es bastante fuerte y contiene algunas
escenas muy impactantes.
La abuela es un
auténtico monstruo y me parece increíble que trate así a sus
propios nietos. En su fanatismo religioso los considera hijos del
diablo al proceder de una relación incestuosa, pero vamos, de todas
formas son sus nietos. La sangre siempre tira, ¿no? Pero por
increíble que parezca es peor la madre que la abuela. Es que no me
entra en la cabeza que a alguien pueda cambiarle tanto el chip, pasar
de querer a sus hijos con locura a dejarlos abandonados en un lúgubre
ático e irse de farra por ahí, y las pocas veces que va a
visitarlos les lleva unos regalos para limpiar su conciencia y
contarles lo bien que se lo está pasando, con sus fiestas y viajes
en yate y su luna de miel, recorriendo toda Europa y encima cuando se
lo echan en cara ella se hace la ofendida, que lo que hace lo hace
por ellos. Manda huevos. Pero lo peor de todo no es esto sino lo que
descubrimos en el tramo final del libro, lo que llega a hacer para
conseguir la fortuna de su padre. No hay palabras para describir el
grado de indignación e impotencia que invade al lector (o sea, a
mí). Pero claro, para saber qué pasa con la madre y la abuela, si
reciben o no su merecido, hay que esperar a la siguiente entrega,
“Pétalos al viento”. Yo espero poder leerme la saga entera este
mismo año.
Flores en el ático es un libro que tengo pendiente de leer desde hace tiempo, me parece que puede ser muy interesante. Lo que no sabía es que fuera una serie. En cuanto a "La vecina de al lado", no lo conocía, pero me ha llamado la atención.
ResponderEliminarAquí el caso real en el que se inspiró:
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Sylvia_Likens
Gracias. De todas formas ya lo he buscado. Es bastante escalofriante.
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