“La batalla del laberinto” es la cuarta entrega de las aventuras de Percy Jackson, un adolescente que descubre que es hijo del dios Poseidón.
Después de ser atacado en su nueva escuela por unas animadoras empusas (criaturas similares a vampiros), Percy regresa un verano más al Campamento Mestizo y allí conoce al nuevo maestro de combate, Quintus, quien posee un enorme perro del infierno como mascota, que lejos de lo que pueda parecer, es muy manso. Durante un simulacro de batalla contra unos escorpiones gigantes, Percy y Annabeth encuentran por accidente una entrada al mítico Laberinto de Dédalo. El Laberinto es subterráneo y se extiende por todo el planeta y Percy descubre que Luke ya había utilizado esa entrada antes. Luke, el hijo de Hermes, antes amigo de Percy, se unió al bando de Cronos (fue él quien robó el rayo de Zeus) por su odio hacia los dioses, en concreto contra su padre, y Percy cree que su plan es conducir al ejército de Cronos por el laberinto y atacar directamente el corazón del Campamento Mestizo.
Percy, su hermanastro Tyson (que es un cíclope), Annabeth y Grover se adentran en el laberinto para encontrar a Dédalo y evitar que Luke consiga el hilo de Ariadna, lo que le permitiría orientarse por el laberinto.
Una vez te acostumbras a la forma de escribir de Rick Riordan (ya sabes, novelas juveniles, prosa simple y ritmo rápido) acabas pillándole el gusto y pasas un rato de lo más entretenido con sus libros (nunca ganará el Nobel de Literatura pero, eh, te lo pasas bastante bien leyéndolo). De los cuatro leídos este es sin duda el mejor de todos, ya se sabe, en las sagas la cosa va in crescendo hasta el desenlace final.
La novela está genial, lo del laberinto mola mucho, hay alguna que otra sorpresa como quién resulta ser Dédalo, el asunto del hijo de Hades y si se resuelve o no su problema con Percy y en las últimas páginas se nos ofrece una pista de cómo Percy podría derrotar a Cronos. Cómo no, acaba con final abierto, como los libros anteriores, algo que personalmente me encanta. Lo que no me gustó tanto fue la forma en que Cronos se libera del Tártaro. Tanto rollo de juntar los trozos de su cuerpo y al final no tiene nada que ver. A mí me chirrió un poco, pero bueno. Ahora solo queda un libro más para acabar la saga, que promete ser épico.
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