“El Fin de la
Eternidad” es uno de los libros más conocidos de Isaac Asimov y uno de los más
destacados sobre los viajes en el tiempo. Yo lo leí hará 12 años o más y quise
volver a leerlo este año, aparte de para volver a disfrutar de él para darme el
gusto de escribir la reseña.
La Eternidad es
el nombre de un lugar situado fuera del tiempo y del espacio así como el nombre
de una organización que opera en ella, una especie de cuerpo guardián que se dedica
a viajar por el tiempo y hacer pequeños cambios en la línea temporal evitando
así futuras guerras y conflictos para la humanidad, llevándola por lo que ellos
consideran que es el camino correcto. El protagonista es Andrew Harlan, un
Ejecutor, y su labor consiste en viajar a las distintas épocas y efectuar los
cambios mínimos en la línea temporal que darán pie a un Cambio de Realidad.
Andrew conoce a
una mujer llamada Noys Lambent que empieza a trabajar de secretaria en la
Eternidad y al principio a Andrew no le cae bien porque opina que una mujer no
pinta nada en la Eternidad, que es cosa de hombres, y la considera algo
superficial. Pero luego a Andrew le encargan llevar a Noys de vuelta a su siglo
y residir con ella durante una semana, y Andrew acaba enamorándose de ella.
Estas
relaciones están prohibidas para los Eternos así que Andrew y Noys lo mantienen
en secreto, pero posteriormente el jefe de Andrew le informa de que van a
efectuar un Cambio de Realidad en el siglo de Noys, lo que podría tener graves
consecuencias para ambos. La Noys de la nueva línea temporal podría no estar
enamorada de él o no haberlo conocido nunca o incluso no existir. Esto es algo
que Andrew no puede aceptar así que por primera vez en su vida decide infringir
las reglas y lleva a Noys a los Siglos Ocultos, una época comprendida entre los
siglos 70.000 y 150.000 a la que los Eternos tienen prohibido ir, donde la
esconde y va llevándole provisiones cada vez que puede. Andrew cree haber sido
muy cuidadoso y parece que nadie se ha percatado de lo que ha hecho, pero su
acción pone en marcha una serie de sucesos que pondrán en peligro la existencia
de la misma Eternidad.
Esta novela me
encantó la primera vez que la leí, hace década y pico, y sigue encantándome hoy
en día. La prosa de Asimov es muy amena y absorbente y en sus libros siempre
incluye varios giros argumentales que te dejan con la boca abierta, y esto es
algo que también sucede en “El Fin de la Eternidad”. Además a mí me gusta mucho
el tema de los viajes en el tiempo, las paradojas y todo eso, así que mi friki
interior lo gozó al máximo con esta novela. La novela es una de las más
importantes de las que se han escrito sobre este tema y si eres tan aficionado
como yo te recomiendo encarecidamente que la leas.
En ella, por
cierto, Asimov explica la famosa paradoja del abuelo, y también guarda relación
con sus novelas del Imperio Galáctico, así que lo dicho, no te la pierdas.
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