En pocas palabras la novela lleva la guerra de Troya al terreno de la ciencia-ficción. “Ilion” consta de tres tramas claramente diferenciadas, la principal de las cuales se centra en la guerra de Troya. Aquí los dioses griegos son muy reales y desde el Monte Olimpo manipulan a griegos y troyanos alargando la guerra durante años. El principal protagonista es el escólico Thomas Hockenberry; Hockenberry vivió y murió en el siglo XXI pero de alguna forma ha sido revivido en esa época, aunque no guarda recuerdos de su vida anterior, y su misión, al igual que la de los otros escólicos, es atestiguar que lo que ocurre en la guerra de Troya sucede tal y como fue descrito por Homero en su “Iliada”. Hockenberry debe pasar un informe diario a los dioses pero de estos solo Zeus conoce el desenlace de la guerra, pues ha prohibido a todos los dioses que vean el futuro de lo que les aguarda en este conflicto.
Hockenberry descubre que su benefactora es la diosa Afrodita y esta le da unos dispositivos de avanzada tecnología que le otorgan unas habilidades cuasi divinas: el casco de Hades, que lo hace invisible a ojos de los dioses excepto Afrodita, y un medallón que le permite teletransportarse a cualquier lugar. Afrodita se los ha dado porque quiere que lleve a cabo una tarea secreta para ella, aparte de su labor diaria de observador de la guerra: espiar a los dioses y más adelante, cuando surja la oportunidad, matar a la diosa Atenea. Hockenberry sabe que se encuentra entre la espada y la pared, porque si espía a los dioses y lo pillan lo matarán pero si se niega a hacerlo será Afrodita quien lo mate. Además, ¿cómo matar a un dios? ¿Acaso es posible?
La segunda trama tiene lugar en la Tierra en un futuro muy lejano. La humanidad se ha estancado, no hay televisión, ni radio ni teléfonos ni coches ni nada de tecnología, salvo unos teletransportadores que la gente utiliza para trasladarse de un sitio a otro. No saben leer ni escribir y no tienen ninguna cultura, básicamente se han vuelto unos vagos y se pasan el tiempo durmiendo, comiendo y celebrando fiestas. Los humanos viven 100 años pero siempre se mantienen jóvenes y solo celebran su cumpleaños cada 20 años. En cada Veintena ascienden a una especie de ciudad orbital que hay en el cielo donde supuestamente viven los posthumanos, a los que consideran como sus dioses. Allí hay un lugar llamado “Fermería”, donde se les hace un examen completo y se les cura cualquier enfermedad y si alguna mujer quiere ser madre allí se la insemina (hacerlo por la vieja usanza es tabú). Si alguna persona muere antes de cumplir los 100 años, por algún accidente o atacado por alguna bestia o lo que sea, es revivido en un nuevo cuerpo con todos sus recuerdos intactos.
Según sus creencias al cumplir los 100 años los humanos ascienden por última vez a la ciudad orbital y allí vivirán con los posthumanos por toda la eternidad en feliz armonía. Aquí el protagonista es un hombre llamado Harman, al que le queda un año para cumplir los 100. Harman es el único humanos que sabe leer, aunque lo hace como un niño de seis y en vez de utilizar el teletransportador para desplazarse él va andando de un lado a otro, por lo que es considerado un bicho raro entre los suyos. Harman no quiere morir al cumplir los 100 años así que emprende una arriesgada misión, a la que arrastra a sus nuevos amigos Ada, Daeman y Hanna para tratar de cambiar este hecho, en el transcurso de la cual descubrirá por qué el mundo es cómo es y quiénes son los posthumanos y tras la que nada volverá a ser como era.
La última trama transcurre en el espacio y nos presenta unos robots semiorgánicos llamados moravecs, dotados de inteligencia artificial y que se han extendido por todo el universo. El Consejo Moravec ha detectado unos elevados niveles de energía cuántica en Marte así que envía a un grupo de exploración al planeta rojo para descubrir a qué es debido. La historia está protagonizada por dos de estos moravecs, un robot humanoide llamado Mahnmut gran aficionado a la obra de Shakespeare y Orphus de Io, que tiene la forma de un cangrejo de cinco metros y que admira a Marcel Proust, y ambos se pasan largas horas discutiendo sobre ellos.
Tenía este libro (y su continuación) en casa desde hace cuatro años por lo menos, así que decidí leerlo de una vez por todas este año y así quitármelo de encima. No es fácil encontrar todos los libros de Dan Simmons en las librerías, ahí solo tienen los más conocidos (la saga Hyperion, Ilion y Olimpo, El Terror, La soledad de Charles Dickens, Fría venganza) así que cuando encuentro uno, a la saca. Este tenía bastantes ganas de leerlo, por los premios que se llevó y porque cuando se mete en la ciencia-ficción Dan Simmons es uno de los mejores.
El libro es un tocho de cuidado, 900 páginas, aunque no sé por qué lo dividieron en dos tomos (será para que el lector tenga que pagar dos veces por él). Simmons es un escritor bastante peculiar y se toma su tiempo para contar las cosas, pero el libro no es para nada lento ni pesado y va metiéndote poco a poco en la historia, alternando entre las tres tramas. Con las tramas de los humanos y los moravecs te encuentras un poco perdido al principio, porque en vez de empezar hablándote del contexto de cada trama te mete en mitad de la historia y tardas un poco en enterarte de lo que está pasando, pero una vez que empiezas a avanzar ya vas pillando el hilo y quedas atrapado por la historia. Lo más sorprendente de todo es que empiezas con tres tramas distintas y al final descubres que acaban fusionándose en una sola, pese a transcurrir en épocas diferentes. Sobre la trama de Troya decir que es alucinante es quedarse corto. Al principio las diferencias con la Iliada de Homero son muy pequeñas, pero al ir avanzando se van ampliando y cuando Hockenberry pone en marcha su asombroso plan sabes que a partir de ese momento puede ocurrir absolutamente cualquier cosa.
Sin duda este es uno de los mejores libros de ciencia-ficción que ha caído en mis manos y no puedo esperar a leer su continuación.
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