Jeoffrey queda en libertad hasta que se ejecute la sentencia dos meses más tarde, después de que un fiador pague el 10% de su fianza, 50.000 dólares. Jeoffrey dispone de 24 horas para reunir esos 50.000 dólares y devolvérselos a su fiador, pero cuando los consigue decide fugarse del país. En el último momento cambia de opinión y se acuerda de un amigo suyo, Chris Everson, anestesista como él. Chris pasó por la misma situación que él, una paciente suya murió a causa de una complicación con la anestesia y a él lo demandaron por negligencia, pero Chris se suicidó antes del juicio. Jeoffrey le prometió a la mujer de Chris, Kelly, que la llamaría pero nunca lo hizo, y decide hacerlo ahora.
Kelly ha estado siguiendo su caso por las noticias y le muestra todo su apoyo. Jeoffrey le cuenta todo lo que se le ha pasado por la cabeza durante este tiempo, incluyendo un intento de suicidio, y por ella se entera que Chris inició su propia investigación sobre el asunto y que creía que alguien había añadido una sustancia desconocida a la anestesia, y que eso fue lo que provocó la reacción mortal. Jeoffrey empieza a pensar que eso es lo que pudo pasarle a él, en definitiva que no fue un accidente sino que alguien lo ha incriminado a propósito, y con ayuda de Kelly descubre que esto ya ha ocurrido cuatro veces en cuatro hospitales distintos.
Así que ambos tratan de descubrir la indentidad del asesino para exhonerar a Jeoffrey, al mismo tiermpo que deben dar esquinazo a un cazarrecompensas enviado por el fiador de Jeoffrey, pues al no presentarse con el dinero es tratado como fugitivo.
El libro me ha gustado. Tiene la letra pequeña y lleva un poco más de tiempo leerlo, pero la trama es muy interesante. El modus operandi del asesino es muy original y resulta complicado distinguirlo de un simple accidente en la mesa de operaciones, y por eso me parece uno de sus mejores libros. No sé si estaría en el Top 5 pero le andaría cerca.
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