Un defecto en el depósito de
combustible en un coche modelo japonés, un Cresta, provoca la muerte
de cinco miembros de una familia, cuando su coche choca contra otro
Cresta y ambos explotan repentinamente. A la velocidad a la que iba
el coche eso no debió ocurrir, y este terrible suceso lleva al
presidente de los Estados Unidos a promulgar la Ley de Reforma
Comercial, que establecerá graves restricciones a los productos
japoneses que entren en los Estados Unidos (igual que estos hacen con
los productos estadounidenses que entran en su país). Esto
ocasionará un grave daño en la economía japonesa, tanto que quizá
no pueda recuperarse.
Los
zaibatsu, un grupo de poderosos empresarios, (que son los que
realmente controlan al gobierno de Japón) dirigidos por un hombre
llamado Yamata, ponen en marcha un complicado plan para acabar con el
poder económico y militar de Estados Unidos y llevar a Japón al
lugar que le pertenece como nueva superpotencia mundial. En una serie
de complicadas operaciones, provocan el colapso del mercado de
valores estadounidense, devaluando el dólar de tal manera que en
comparación el crak del 29 fue un paseo por el parque.
Simultáneamente, durante un ejercicio naval entre Estados Unidos y
Japón en el Pacífico, los japoneses lanzan “accidentalmente”
unos torpedos a dos portaaviones y dos submarinos americanos,
diezmando así la presencia estadounidense en el Pacífico y
dejándolo bajo el dominio de una alianza entre Japón, China e
India.
Por
si fuera poco, fuerzas militares japonesas se establecen en las islas
Marianas y las reclaman para sí (las islas Marianas pertenecen a los
Estados Unidos). Yamata cree que con todos estos elementos los
Estados Unidos se verán obligados a negociar un nuevo tratado
económico con Japón. En caso contrario, irán a la guerra.
“Deuda
de honor” lo conseguí gratis el año pasado y es el motivo por el
que he acabado leyendo cinco libros de Tom Clancy este año. Es el
sexto de la serie de Jack Ryan y antes de leerlo quise leer los
libros anteriores de la serie, para no perderme ningún detalle, así
que por fin aquí está.
Mi
opinión no difiere mucho del anterior libro. Es un tocho de cuidado,
830 páginas, de las que le sobran tranquilamente la mitad. Tiene
momentos de tensión, como el conflicto bélico con Japón y la
recuperación de las islas Marianas, pero la mayor parte es un
tostón. Le dedica muchas páginas al asunto del Acta de Reforma
Comercial, se va mucho por las ramas, y es un asunto demasiado
político como para que despierte el interés del lector (la
promulgación de una nueva ley, ya ves tú lo que puede enganchar
eso). Luego, lo del ataque al dólar y el mercado de valores es un
auténtico tostón. Si no tienes idea de cómo funciona la Bolsa toda
esta parte te sonará a chino y no te enterarás de nada, como me
pasó a mí. Pero si en algo destaca el libro es por su abrupto
final. Un final brutal y demoledor y del todo impensable. En su día
debió ser bastante polémico; hoy no lo
es tanto, pero sigue siendo muy impactante. Si viste la serie
“Sucesor designado” ya puedes hacerte una idea de los que pasa,
no digo más.
Bueno,
cinco libros de Tom Clancy en un año es más que suficiente (si ya
cuesta acabar uno, no te digo nada cinco; creo que me merezco una
medalla al esfuerzo) y no tengo pensado volver a acercare a otro
libro suyo en lo que resta de año. Hala, a otra cosa.
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