Lacy Stoltz es investigadora
de la Comisión de Conducta Judicial, un organismo que se encarga de
llevar a los jueces corruptos ante la justicia. A su mesa llega un
caso que podría ser el más importante de toda su carrera.
Ramsey
Mix, un abogado que acabó con sus huesos en la cárcel, se pone en
contacto con ella para hablarle del caso. Mix representa a un amigo,
el cual a su vez representa al verdadero cliente, que tiene
información de primera mano de las actividades ilegales de cierta
juez de Florida. La historia gira en torno a la construcción de un
casino indio, controlado por una banda del Crimen Organizado conocida
como la Mafia de la Costa o Mafia del Siluro. Dicha juez está
implicada con esta organización y entre los delitos en los que ha
participado está el soborno, extorsión, intimidación, al menos un
par de asesinatos, juicios amañados y que haya un inocente en el
corredor de la muerte.
Mix
y su cliente no hacen esto por obligación moral sino por dinero.
Según la Ley de Protección del Denunciante, todo aquel que ayude a
meter entre rejas a alguien por corrupción recibe una prima bastante
cuantiosa (hablamos de millones). En definitiva, esta juez ha robado
más dinero que todos los jueces corruptos juntos. Pero no los jueces
corruptos de Florida, sino de todos los jueces de todo el país y en
toda la historia de Estados Unidos.
Una
vez puesta la denuncia, Lacey y su compañero, Hugo Hatch, dispondrán
de 45 días para llevar a cabo una evaluación del caso a fin de
determinar si la denuncia tiene fundamento y hallar pruebas sólidas
contra la denunciada. A los 45 días, la juez será informada de que
la están investigando y se pondrá a la defensiva, contratará a los
mejores abogados que desestimarán los cargos contra ella sin
inmutarse, o bien se deshará de todas las pruebas que puedan
incriminarla. A medida que avanza su investigación se dan cuenta de
que tienen un auténtico filón entre manos, pero ignoran que dicha
investigación pondrá en grave peligro sus propias vidas.
Hacía ya bastante tiempo que
tenía a Grisham abandonado así que este año me compré dos libros
suyos, “El soborno” y “La gran estafa”. Sé que me faltan
más, pero no los tenían todos, así que tuve que conformarme. “El
soborno” me ha gustado mucho, aunque no es uno de sus mejores
libros ni uno de sus thrillers judiciales más destacados. Tal vez
porque sabes desde el principio lo que pasa y en eso apenas hay
sorpresas: un juez corrupto, la mafia local, sobornos, asesinatos,
blanqueo de dinero, etc. Pero no por ello es menos interesante. Tiene
los ingredientes de toda buena novela de Grisham, aderezada con sus
pequeños toques de humor, que la convierten en una novela muy amena,
y te engancha desde las primeras páginas. Por cierto, aquí está
incluido el relato “El último testigo”, que es una precuela de
la novela y trata sobre el juicio de Junior Mace, el inocente que
acaba en el corredor de la muerte.
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