Esta es una novela de Sherlock
Holmes escrita por Caleb Carr, autor de “El alienista”.
La
reina de Inglaterra, por mediación de su hermano Mycroft, encarga a
Sherlock Holmes y a su fiel ayudante el doctor Watson que investiguen
la muerte de dos hombres. Alistair Sinclair era arquitecto y estaba
reformando una parte de Holyroodhouse, la residencia de verano de la
reina en Edimburgo. Dennis McKay era el capataz contratado por
Sinclair para supervisar a la cuadrilla de trabajo de dicha obra.
Ambos fueron hallados cerca de las dependencias reales, con pocos
días de diferencia, y sus cuerpos estaban totalmente desgarrados y
destrozados. Sus muertes podrían guardar relación con la de Davide
Rizzio, confidente de María Estuardo, reina de Escocia, que fue
cosido a puñaladas en ese mismo castillo hace 300 años. Según la
leyenda, su fantasma no abandonó el castillo y hay quien haber oído
sus pasos de madrugada por los pasillos del castillo…
Me
habré leído las obras completas de Sherlock Holmes como poco dos
veces y toda nueva obra escrita por cualquier otro escritor es
siempre bienvenida. De Caleb Carr me he leído tanto “El alienista”
como su secuela, que me gustaron mucho y cuando encontré esta
incursión suya en el canon de Sherlock Holmes la lectura era
obligada.
La
novela está bastante bien, la trama tiene algo de sobrenatural, como
“El perro de los Baskerville”, e incluso hay una facción
extremista que intenta matar una y otra vez a la reina de Inglaterra,
pero si tengo que escoger entre Arthur Conan Doyle y Caleb Carr me
quedo sin duda con Doyle. La prosa de Carr es muy enrevesada y algo
complicada, el autor es un experto en el siglo XIX y lo recrea como
nadie y supongo que así es como se expresaban en esa época, pero la
prosa de Arthur es mucho más simple y fácil de leer. No hay
comparación.
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