¡Qué decepción!
“Donde viven los monstruos” es un
cuento infantil escrito por Maurice Sendak en 1963 y está
considerado como uno de los grandes clásicos de su género.
Hace unos días vi la película que hicieron en 2009 y me
encantó, me pareció herosa y profunda, y por qué
no decirlo, me tocó la fibra sensible. Así que quise
leerme el cuento original. Sabía que lo tenían en mi
biblioteca, porque lo busqué en su página web, y me
pasé un par de días buscando en las estanterías,
pero ni rastro (esto ocurre a veces, los libros no están donde
se supone que deben estar). Le pregunté a la bibliotecaria y
tampoco, y cuando me estaba yendo, lo encontró. Yo estaba muy
ilusionado y de inmediato me puse con él.
Nada que ver. El cuento son apenas 40
páginas y es supersimple. Es todo dibujos y en algunas páginas
hay una línea o dos de texto, y puesto todo seguido ocupa como
mucho una página (un DIN A4). Te lo lees en menos de 5
minutos, depende de lo rápido que pases las páginas
(doy fe con mi sello) y no hay ningún rollo profundo como en
la película.
Max es un niño muy revoltoso que
no para quieto, y una noche su madre se cabrea y lo envía
castigado a su habitación. Entonces esta se convierte en un
bosque y en una orilla Max encuentra una barca, se lanza a la mar y
tras días y semanas llega hasta una isla donde viven los
monstruos. Lo nombran rey y se dedican a hacer el gamberro todo el
tiempo. Entonces, al ir a acostarse, Max se pone triste y se siente
solo, porque quiere que alguien desee estar con él de verdad,
así que decide regresar a casa. Los monstruos le dicen que no
lo haga, que se quede, y lo amenazan con comérselo y tal, pero
Max se marcha de todas formas y se despide de ellos, y al llegar a
casa se encuentra de nuevo en su habitación y es la misma
noche en que su madre lo castigó. Así que ya ves que no
toca ningún tema profundo. Es simple de todo. Lo que no
entiende es que, en su día, los papás consideraran que
el cuento no fuera apropiado para sus hijos. ¡Es todo dibujo!
¿Dónde está el problema? Pfff. Bueno, al menos
aún me queda leer el libro de la película (también
lo tienen en la biblioteca), y ese creo que sí me gustará.
Totalmente de acuerdo. El libro es más simple que el mecanismo de un botijo, y no sé por qué se le considera un clásico de la literatura infantil.
ResponderEliminarLa película, sin ser tampoco una obra maestra, le da 100 vueltas.