49. Documentos secretos
Una noche de luna llena, un coche se
detuvo frente a un viejo motel de carretera. Le hizo señales a
alguien con las luces delanteras y poco después la puerta del
asiento del copiloto se abrió.
-Llegas tarde.
-Lo siento-se excusó el
conductor, algo nervioso-El tráfico estaba cortado y tuve que
desviarme.
-No quiero que me cuentes tu
vida-replicó Magneto-¿Has traído lo mío?
El otro hombre abrió la guantera
y le dio un sobre. En él había un carnet de identidad y
un documento doblado por la mitad.
-Bien-Magneto sacó de su
bolsillo seiscientos dólares y se los entregó.
-¿Por qué tanta prisa, si
no es mucho preguntar?-preguntó, con voz temblorosa.
-Tengo que entrar en un sitio y no
puedo dar mi verdadero nombre, porque se me echarían encima.
Además tengo un proyecto importante entre manos y antes de
llevarlo a cabo tengo que entrar en ese sitio y hablar con cierta
persona para que me dé algo que necesito.
-¿Y cuál es ese sitio?
-¿Sabes que la curiosidad mató
al gato?-replicó Magneto, guardándose el sobre en el
interior de la chaqueta. Salió del coche y se despidió
de su contacto. Cuando estaba a unos cinco metros, el coche empezó
a comprimirse. El techo y las puertas empezaron a hundirse hacia
dentro y el conductor empezó a chillar y a pedir auxilio.
Cinco segundos después sólo reinaba el silencio.
Magneto devolvió al coche su
forma inicial, abrió la puerta del conductor y recuperó
su dinero.
-Gracias por tus servicios-y se fue
andando tranquilamente.
Al día siguiente era la
presentación del curso.
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