51. Fred Duncan
Fred Duncan fue a verle a principios de
año, cuando aún lo estaba organizando todo. Xavier
estaba recorriendo los terrenos de la mansión cuando vio a
alguien frente al portal de la entrada. Supo quién era antes
de que le enseñara su placa.
-¿Charles Xavier?-preguntó
educadamente.
-Sí. ¿En qué puedo
ayudarle, señor...?
-Fred Duncan, del FBI. Pero estoy
seguro de que usted eso ya la sabía, ¿verdad?-le
preguntó, sonriéndole.
Xavier le abrió el portal y lo
invitó a pasar.
-Bien, usted dirá.
-Bueno, yo...
-Sí, es cierto, pero sigo
prefiriendo hablar a leer el pensamiento. Me gusta el contacto
humano.
Fred Duncan caminó a su lado por
entre los cedros.
-Está bien, iré directo
al grano. Hay muchas personas, señor Xavier, que consideran a
los mutantes una amenaza. La mayoría de mis compañeros
están incluidos en ese grupo.
-Pero usted no, por lo que veo.
-No, tiene razón. Yo y unos
cuantos más no opinamos lo mismo. Existe una lista, señor
Xavier...
-Llámeme Charles, o si lo
prefiere, simplemente Xavier.
-De acuerdo, Xavier. Como le estaba
diciendo, existe una lista con el nombre de los cien mutantes más
poderosos y peligrosos. Su nombre está entre los primeros
puestos, y por eso he venido a verle. A proponerle un trato.
-Está empezando a picarme la
curiosidad.
-Yo y mis colegas creemos que ciertos
mutantes podrían servir de ayuda si ocurriera alguna
catástrofe o situación de peligro.
-Comprendo. Me está hablando de
formar un grupo de mutantes que, en caso de amenaza, usarían
sus poderes por el bien de la humanidad, para su protección.
-Sí, así es. ¿Qué
le parece la idea?
-Suena interesante, pero, ¿quién
está al tanto de este plan?
-Como le he dicho, yo, y unos cuantos
colegas. Si se llevara a cabo, sólo nosotros lo sabríamos.
Si aceptara hacerlo, le proporcionaríamos los medios y la
tecnología necesaria.
Xavier asintió con la cabeza,
pensativo.
-Señor Duncan, en mi escuela
sólo habrá niños y adolescentes imberbes. La
mayoría no controla sus poderes o están asustados ante
su nueva situación. Ese grupo de mutantes, tendrían que
controlarlos a la perfección.
-Esto no corre prisa, Xavier, usted
podría seleccionar a algunos de sus alumnos y entrenarles en
el uso de sus poderes.
-Creo que lo haré, pero también
podría tratar de buscarlos por el mundo.
-¿Ha pensado en algo?
-Si pudiera aumentar mis poderes
mentales... -dijo en un susurro, más para sí que para
Duncan. Luego lo miró-Estoy dándole vueltas a algo.
Está bien, señor Duncan, me seduce mucho su oferta.
Acepto el acuerdo-Xavier le estrechó la mano y le acompañó
a la salida-Seguiremos en contacto.
-Me alegro de que suba a bordo. No se
arrepentirá.
-Lo sé-Xavier hizo girar su
silla y regresó al interior de la mansión.
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