61. Scott, segunda
parte
Magneto llegó al almacén
abandonado de Florida en el que estaba Scott a medianoche.
Encontró el interruptor de la
luz y lo encendió. El chico estaba durmiendo encima de un
colchón viejo, debajo de una ventana rota por impactos de
bala. Magneto vio que dormía con unas gafas de sol puestas.
Los cristales de las gafas eran de color rojo y a Magneto le extrañó
ese detalle, porque era la primera vez que veía unas gafas de
ese color.
Entonces Scott se despertó y al
verle gritó asustado y se apretó contra la pared.
-¿Quién es usted?¿Qué
quiere de mí?¡Fue un accidente!¡No quise hacer
daño a nadie!
Magneto se acercó a él
con las manos en alto.
-Tranquilo, Scott, lo sé, te
creo. He venido a ayudarte.
Scott no se preguntó por qué
aquel hombre sabía cómo se llamaba porque supuso que
todo el mundo estaría buscándole.
-¿Quién es usted?
-Me llamo Magnus y al igual que tú
soy un mutante, aunque obviamente no poseo tus mismos poderes. Me
envía un hombre llamado Charles Xavier. ¿Has oído
hablar de él?
Scott negó con la cabeza.
-Él también es un mutante
y tiene una escuela para jóvenes mutantes. Mutantes como tú,
que descubren que tienen extraños poderes y están
asustados. Charles ha oído hablar de ti y quiere ayudarte.
-¿Ayudarme?¿No me miente?
-No te miento. Hay muy pocas personas
ahí fuera que estén dispuestas a ayudarte, Scott. La
mayoría te perseguirá por ser diferente y algunos
querrán matarte por ello. Pero unos pocos te tenderán
su mano. Charles está ayudando a muchos chicos como tú.
Puedes confiar en él. Es una de las mejores personas que
conozco. ¿Qué dices?¿Quieres su ayuda?
Scott se levantó y se acercó
al hombre con aquel extraño casco en la cabeza.
-Sí, quiero su ayuda. Necesito
su ayuda.
-Entonces ven conmigo, yo te llevaré
con él.
Scott caminó a su lado hacia la
salida.
-Por cierto, he oído que tienes
otras gafas para controlar tus rayos oculares. ¿Es cierto?
-Sí, las hizo mi oculista-Scott
metió la mano en el bolsillo y las sacó-Pero no me
gustan demasiado. Con ellas puestas parezco un cíclope.
A primera hora de la mañana
siguiente Magneto llevó a Scott ante Xavier, y los dos se
estrecharon la mano. Scott llevaba puestas las otras gafas por
indicación de Magneto. Éste le dijo que si algo lo
diferenciaba de los demás tenía que sentirse orgulloso
y no avergonzado, y aquello acabó por convencerlo.
Xavier le agradeció que se
hubiera unido a ellos y pasó a hablarle de la escuela y de sus
compañeros. Le dijo que con el tiempo podría enseñarle
a utilizar correctamente sus poderes y que allí todos los
demás chicos estaban en su misma situación y que no
tenía nada qué temer. Scott se mostró algo
tímido, pero el profesor Xavier le cayó bien enseguida
y enseguida congeniaron.
Cuando Xavier iba a acompañarle
para mostrarle el colegio, llamaron a la puerta de su despacho. Era
Jean.
-Oh, profesor, no sabía que
estuviera ocupado. Volveré en otro momento.
-Espera, Jean. Quiero presentarte a
Scott. Acaba de unirse a nosotros.
-Hola-lo saludó ella
sonriéndole.
-Hola-respondió él, algo
azorado.
-¿Por qué no le enseñas
el colegio?Así podréis ir conociéndoos mejor.
Además yo tengo cosas que hacer.
-Claro, profesor. Oye, ¿sabes
que tienes unas gafas muy chulas?-le dijo Jean a Scott mientras
salían del despacho de Xavier.
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