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miércoles, 17 de julio de 2013

Viejos amigos. Capítulo 59

59. Scott

Un mes más tarde Xavier y Magneto terminaron el primer prototipo de Cerebro, pero no surgió la ocasión para probarlo. Ambos se pasaban los ratos libres hablando sobre Cerebro, cuál sería el mejor momento para probarlo y quién sería el primer mutante que Xavier buscaría con él. Afortunadamente no tuvieron que esperar demasiado.
Una tarde, mientras los dos hablaban en el despacho de Xavier, alguien llamó a la puerta.
-Adelante.
El que entró fue un chico pelo castaño de unos quince años, de melena abundante y ojos rojos.
-Hola, Rémy. ¿Qué ocurre?
Rémy Etienne LeBeau llevaba sólo un par de semanas con ellos. Pertenecía a un ancestral gremio de ladrones de Nueva Orleans, y cuando Xavier organizó una excursión para visitar las mansiones victorianas de la zona, Rémy le robó la cartera a uno de sus muchachos. Xavier lo detuvo con su mente e hizo que le devolviera la cartera al chico. Entonces descubrió que era un mutante, y lo acogió en su escuela.
Rémy tenía el poder de cargar cualquier objeto de energía cinética. Cuando el objeto en cuestión se cargaba y lo lanzaba, este explotaba al chocar con su objetivo. Además Rémy (que entre su gremio era conocido como Gambito) iba a todas partes con una baraja francesa de la que nunca se separaba.
-Hay un hombre en la entrada principal, profesor. Quiere hablar con usted.
-¿Ha dicho cómo se llama?
-Duncan. Fred Duncan.
-Gracias, Rémy. Ya nos encargamos nosotros.
Rémy miró brevemente a Magneto y salió del despacho.
-¿Tú amigo del FBI?-inquirió Magneto.
-Sí. Vamos, acompáñame.
-¿Y qué es lo que quiere?
-No lo sé hasta que me lo diga. Quizá pase algo con algún chico. Esta puede ser la ocasión que estábamos esperando, ¿no crees?
Magneto respondió con un gruñido.
-Por favor, Magnus, sé que no te cae bien, pero cuando lo veas trata de controlarte. Él no es el enemigo.
-Está bien. Te prometo que no me meteré con él. Siempre que no se meta él conmigo.


Xavier invitó a Duncan a entrar y le presentó a Eric.
-No es necesario, ya conozco al señor Lensher-le interrumpió, mirando a Eric con clara hostilidad-No sabía que te relacionaras con criminales, Charles.
-Vaya, veo que busca pelea-dijo Eric, dando un paso hacia él.
-Por favor, calmaos los dos. Ahora estamos todos del mismo bando. ¿Por qué no firmáis una tregua?
-Está bien-dijo Duncan, mirando a Eric con desconfianza-Además el asunto que me trae aquí es importante.
Xavier le pidió que se lo contara mientras los tres iban de camino a su despacho.
-¿Has visto las noticias de esta mañana?
-No, lo siento. Estaba ocupado.
-Bien, entonces te haré un resumen. Ocurrió en Chicago. A un chico le salieron rayos de los ojos y alcanzó una grúa, que dejó caer un gran peso sobre la multitud. Volvió a lanzar un segundo rayo sobre la grúa para salvar a la gente, pero estos se volvieron contra él y tuvo que escapar para salvar la vida. Se subió a un tren pero ignoramos hacia dónde.
-¿Sabemos algo sobre ese chico?-preguntó Xavier.
-Esto ocurrió hace seis horas. Mi gente ha estado trabajando desde entonces y hemos conseguido averiguar mucho sobre el chico. Se llama Scott Summers. Su padre era el mayor Christopher Summers, piloto de pruebas de las Fuerzas Aéreas. Una noche que regresaban en un avión particular de las vacaciones su avión fue atacado por un Objeto Volador No Identificado.
-¿Alienígenas?-preguntó Eric con sarcasmo.
_Magnus, no lo interrumpas-le reprendió Xavier.
-Los únicos supervivientes fueron Scott y su hermano Alex. A sus padres les dieron por muertos, aunque nunca encontraron sus cuerpos. A los dos niños los encontraron tirados en un campo, con un único paracaídas. Al parecer el paracaídas no pudo soportar el peso de los dos y se rompió. La caída le produjo a Scott un daño irreversible en la parte frontal del cerebro, impidiéndole controlar los rayos que emiten sus ojos. Al menos eso creemos. A Alex lo adoptaron, mientras que Scott estuvo un año en coma. Cuando se recuperó lo enviaron a un orfanato en Omaha, Nebraska. Años después empezó a quejarse de dolores de cabeza y oculares. Sus rayos oculares surgieron en algunas ocasiones, pero duraron poco tiempo. Su oftalmólogo nos dijo que lo único que podía controlar sus rayos oculares eran unas lentes de rubí que él le había fabricado. En Chicago sus poderes emergieron de forma permanente, y algunas personas afirman haberle visto ponerse unas gafas algo extrañas antes de subirse al tren. Charles, creo que ese chico podría ser un buen candidato para los X-Men.
-Sí, pero ahora está solo y asustado y tenemos que encontrarle.
-¿Y cómo lo harás? No sabemos dónde puede estar.
-Ha llegado el momento de usar a Cerebro-dijo Xavier en tono solemne-Bajemos.

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