59. Scott
Un mes más tarde Xavier y
Magneto terminaron el primer prototipo de Cerebro, pero no surgió
la ocasión para probarlo. Ambos se pasaban los ratos libres
hablando sobre Cerebro, cuál sería el mejor momento
para probarlo y quién sería el primer mutante que
Xavier buscaría con él. Afortunadamente no tuvieron que
esperar demasiado.
Una tarde, mientras los dos hablaban en
el despacho de Xavier, alguien llamó a la puerta.
-Adelante.
El que entró fue un chico pelo
castaño de unos quince años, de melena abundante y ojos
rojos.
-Hola, Rémy. ¿Qué
ocurre?
Rémy Etienne LeBeau llevaba sólo
un par de semanas con ellos. Pertenecía a un ancestral gremio
de ladrones de Nueva Orleans, y cuando Xavier organizó una
excursión para visitar las mansiones victorianas de la zona,
Rémy le robó la cartera a uno de sus muchachos. Xavier
lo detuvo con su mente e hizo que le devolviera la cartera al chico.
Entonces descubrió que era un mutante, y lo acogió en
su escuela.
Rémy tenía el poder de
cargar cualquier objeto de energía cinética. Cuando el
objeto en cuestión se cargaba y lo lanzaba, este explotaba al
chocar con su objetivo. Además Rémy (que entre su
gremio era conocido como Gambito) iba a todas partes con una baraja
francesa de la que nunca se separaba.
-Hay un hombre en la entrada principal,
profesor. Quiere hablar con usted.
-¿Ha dicho cómo se llama?
-Duncan. Fred Duncan.
-Gracias, Rémy. Ya nos
encargamos nosotros.
Rémy miró brevemente a
Magneto y salió del despacho.
-¿Tú amigo del
FBI?-inquirió Magneto.
-Sí. Vamos, acompáñame.
-¿Y qué es lo que quiere?
-No lo sé hasta que me lo diga.
Quizá pase algo con algún chico. Esta puede ser la
ocasión que estábamos esperando, ¿no crees?
Magneto respondió con un
gruñido.
-Por favor, Magnus, sé que no te
cae bien, pero cuando lo veas trata de controlarte. Él no es
el enemigo.
-Está bien. Te prometo que no me
meteré con él. Siempre que no se meta él
conmigo.
Xavier invitó a Duncan a entrar
y le presentó a Eric.
-No es necesario, ya conozco al señor
Lensher-le interrumpió, mirando a Eric con clara hostilidad-No
sabía que te relacionaras con criminales, Charles.
-Vaya, veo que busca pelea-dijo Eric,
dando un paso hacia él.
-Por favor, calmaos los dos. Ahora
estamos todos del mismo bando. ¿Por qué no firmáis
una tregua?
-Está bien-dijo Duncan, mirando
a Eric con desconfianza-Además el asunto que me trae aquí
es importante.
Xavier le pidió que se lo
contara mientras los tres iban de camino a su despacho.
-¿Has visto las noticias de esta
mañana?
-No, lo siento. Estaba ocupado.
-Bien, entonces te haré un
resumen. Ocurrió en Chicago. A un chico le salieron rayos de
los ojos y alcanzó una grúa, que dejó caer un
gran peso sobre la multitud. Volvió a lanzar un segundo rayo
sobre la grúa para salvar a la gente, pero estos se volvieron
contra él y tuvo que escapar para salvar la vida. Se subió
a un tren pero ignoramos hacia dónde.
-¿Sabemos algo sobre ese
chico?-preguntó Xavier.
-Esto ocurrió hace seis horas.
Mi gente ha estado trabajando desde entonces y hemos conseguido
averiguar mucho sobre el chico. Se llama Scott Summers. Su padre era
el mayor Christopher Summers, piloto de pruebas de las Fuerzas
Aéreas. Una noche que regresaban en un avión particular
de las vacaciones su avión fue atacado por un Objeto Volador
No Identificado.
-¿Alienígenas?-preguntó
Eric con sarcasmo.
_Magnus, no lo interrumpas-le reprendió
Xavier.
-Los únicos supervivientes
fueron Scott y su hermano Alex. A sus padres les dieron por muertos,
aunque nunca encontraron sus cuerpos. A los dos niños los
encontraron tirados en un campo, con un único paracaídas.
Al parecer el paracaídas no pudo soportar el peso de los dos y
se rompió. La caída le produjo a Scott un daño
irreversible en la parte frontal del cerebro, impidiéndole
controlar los rayos que emiten sus ojos. Al menos eso creemos. A Alex
lo adoptaron, mientras que Scott estuvo un año en coma. Cuando
se recuperó lo enviaron a un orfanato en Omaha, Nebraska. Años
después empezó a quejarse de dolores de cabeza y
oculares. Sus rayos oculares surgieron en algunas ocasiones, pero
duraron poco tiempo. Su oftalmólogo nos dijo que lo único
que podía controlar sus rayos oculares eran unas lentes de
rubí que él le había fabricado. En Chicago sus
poderes emergieron de forma permanente, y algunas personas afirman
haberle visto ponerse unas gafas algo extrañas antes de
subirse al tren. Charles, creo que ese chico podría ser un
buen candidato para los X-Men.
-Sí, pero ahora está solo
y asustado y tenemos que encontrarle.
-¿Y cómo lo harás?
No sabemos dónde puede estar.
-Ha llegado el momento de usar a
Cerebro-dijo Xavier en tono solemne-Bajemos.
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