53. El Vacío
La semana siguiente colocaron la
pasarela y cuando terminaron los dos pasaron por encima para
comprobar si aguantaba su peso, y lo hizo.
La pasarela llegaba hasta el centro
mismo del abismo, y Xavier se sintió mareado al asomarse al
vacío. Ambos regresaron al piso superior. Xavier tenía
una clase de literatura inglesa y Eric iba a entrenar a una docena de
chicos en el uso de sus poderes.
Aquella noche Xavier hizo la cena para
celebrar aquel segundo paso, pese a las protestas de Eric de que le
dejara hacerla a él. Más tarde Eric le pidió a
su amigo un par de días libres para atender unos asuntos
personales, y Xavier se los concedió. Estaba demasiado
entusiasmado en los avances de Cerebro como para pensar que Eric
pudiera estar tramando algo.
El helicóptero aterrizó
en la Plataforma 3 y su pasajero descendió, protegiéndose
la cabeza del viento producido por las hélices. El alcaide en
persona lo estaba esperando a unos metros con dos guardias. El
pasajero se acercó a él y le estrechó la mano.
-El señor Jameson, ¿verdad?
-Sí, así es-dijo Magneto.
-¿Me enseña algún
carnet que lo identifique como tal? Es una simple formalidad. Quiero
asegurarme que usted es quien dice ser.
-Por supuesto-Magneto le dio su carnet
y lo observó detenidamente, temiendo que su tapadera se
desvelara, pero no fue así.
El alcaide se lo devolvió con
una sonrisa y le pidió que lo acompañara.
Aquel carnet falso identificaba a
Magneto como John Jonah Jameson, periodista del Daily Bugle.
-Tengo entendido que quiere escribir un
artículo sobre El Vacío.
-En realidad es un reportaje. Ocupará
varias páginas, así que quiero que me lo cuente todo.
-Le ayudaré en todo lo que
pueda.
-Se lo agradezco. Dígame, ¿qué
es El Vacío? Yo ya lo sé, pero la mayoría de
nuestros lectores ignora su existencia.
-Claro, El Vacío... ¿no
va a apuntar nada?
-Tengo una grabadora-dijo, tocándose
el bolsillo de la cazadora.
-De acuerdo-el alcaide, Magneto y los
dos guardias entraron en un ascensor y bajaron a la primera planta-El
Vacío es una prisión de máxima seguridad para
mutantes. Aquí están los mutantes más peligrosos
y poderosos del planeta.
-Entiendo. ¿Y no teme que puedan
huir? ¿No podrían utilizar sus poderes?
El alcaide sonrió.
-Lo dudo mucho, señor Jameson.
Cada celda de esta prisión está diseñada
exclusivamente para albergar a su ocupante. Tenemos un extenso
archivo con toda la información sobre los mutantes que están
aquí encerrados. Conocemos todos sus puntos débiles y
adaptamos las celdas en función de sus poderes.
El ascensor se abrió y Magneto
vio un largo pasillo con muchas puertas blindadas a cada lado, cada
una con una letra y un número.
-Las puertas son de acero reforzado y
tienen un grosor de cincuenta centímetros.
-¿Cuál es la capacidad de
esta prisión?
-Actualmente tenemos encerrados a unos
cien mutantes, pero El Vacío tiene quinientas celdas en total.
-¿Y por qué está
ubicada en el mar y no en tierra firme?
-Por mera precaución, señor
Jameson. Si algún mutante, por alguna extraña razón,
consiguiera escapar de su celda, no le quedaría más
remedio que irse volando, o irse nadando.
-Hay mutantes que pueden volar.
-Sí, pero los tenemos muy
controlados. Por esa misma razón sólo existen unas
pocas personas que conozcan su ubicación exacta. Si algún
mutante averiguara dónde está, podría querer
sacar a algunos de los que están aquí. Y eso no puede
ocurrir de ninguna de las maneras.
Demasiado tarde, pensó Magneto.
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