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lunes, 27 de junio de 2022

El último barco, de Domingo Villar


Domingo Villar murió prematuramente a la edad de 51 años hace cosa de un mes. Tenía pendiente por leer su último libro, publicado en 2019, así que pensé que hacerlo ahora era una buena forma de rendirle homenaje. 

"El último barco" es la tercera novela protagonizada por el inspector Leo Caldas, de la policía de Vigo, y su compañero aragonés Rafa Estévez. En esta ocasión Caldas debe investigar la desaparición de una mujer, Mónica Andrade. Su padre, Víctor Andrade, es un reputado cirujano que acude al comisario Soto preocupado al no saber nada de su hija. Tenían que comer juntos el fin de semana pero ella no se presentó. Le ha llamado al móvil una docena de veces pero no se lo ha cogido, y al llamar a su trabajo descubrió que el viernes no se presentó a trabajar. 

El doctor Andrade le salvó la vida a la esposa del comisario hace años y este siente que está en deuda con él. Por eso le encarga a Caldas que se ocupe del caso y le presiona para que descubra lo antes posible lo que le ha pasado a Mónica, si se fue por su propia voluntad o si alguien se la llevó. 


La segunda novela de Domingo Villar, "La playa de los ahogados" fue todo un fenómeno literario, pero hubo que esperar siete largos años hasta que "El último barco" vio la luz. La razón es simple, cuando la terminó, Domingo Villar no quedó contento con el resultado, así que la reescribió al completo. Pero la espera mereció la pena porque la novela es insuperable. 

Es verdad que para ser una novela policíaca es excesivamente larga, casi 800 páginas, pero en ningún momento se hace pesada. Tiene buen ritmo y la investigación va avanzando poco a poco, interrogando a los testigos, vecinos y compañeros de trabajo, y reconstruyendo los días anteriores a la desaparición de Mónica Andrade. El proceso de ir de A a B y de B a C, es lo que me encanta de las novelas policiacas, y el desenlace de esta, la identidad del individuo responsable de lo que le pasó a Mónica, es toda una sorpresa. 

Como novela policiaca es magnífica, pero aparte esta novela tiene otro aliciente para mí: parte de ella transcurre en mi pueblo, y eso mola. De hecho cuando se publicó, se organizó una ruta turística por los lugares que salen en el libro, como campaña de promoción, y al morir el autor volvieron a hacerlo. Es una lástima que nos quedáramos sin Domingo Villar tan pronto. Descanse en paz.

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