La trilogía victoriana de Félix J. Palma (El Mapa del Tiempo, el Mapa del Cielo y el Mapa del Caos) me dio ganas de volver a leer a Wells y como dos de sus novelas clásicas no las tenía aún reseñadas en el blog (El hombre invisible y La guerra de los mundos) me decanté por la primera, pues la última novela de la trilogía se basaba en ella y estaba más fresca en mi memoria.
Un misterioso desconocido llega hasta la posada del pueblo de Iping en busca de alojamiento. Viste un grueso abrigo, guantes, toda la cara vendada, grandes gafas y un sombrero de ala ancha, y esto unido a su comportamiento arisco y solitario despierta la curiosidad y el miedo de los lugareños. El forastero se pasa casi todo el tiempo encerrado en su habitación, realizando extraños experimentos con sustancias químicas y exige que nadie lo moleste. Mientras tanto, se producen una serie de robos en varias casas del pueblo pero las víctimas no logran ver al ladrón. Una mañana a los posaderos les entra la curiosidad y aprovechando que el forastero no está entran en su habitación, pero de pronto el mobiliario cobra vida y una silla se lanza contra ellos, echándolos de allí. El señor Hall, el posadero, se enfrenta esa tarde al posadero por lo sucedido y éste explota, quitándose las vendas y la ropa y revelándole que es un hombre invisible. Los Hall huyen horrorizados y el hombre invisible se ve obligado también a huír cuando la policía intenta atraparlo, deshaciéndose de toda su ropa.
El hombre invisible huye a las colinas y allí se topa con un vagabundo, Thomas Marvel, y lo obliga a ser su ayudante. Ambos regresan al pueblo y el hombre invisible lo obliga a recuperar sus diarios de la posada, donde está descrito todo su experimento de la invisibilidad, pero éste lo traiciona y acuda a la policía. El hombre invisible, furioso, lo persigue para matarlo, pero acaban hiriéndolo de un disparo y se refugia en una casa, que resulta ser de un antiguo compañero de la universidad, el doctor Kemp. Allí le cuenta cómo acabó haciéndose invisible, pero ignora que Kemp está entreteniéndolo hasta que llegue la policía.
El hombre invisible es uno de los personajes más icónicos de la literatura de terro-fantástica y la novela es todo un clásico del género. Son unas 250 páginas que se leen fácilmente y el misterio está bien mantenido, aunque titulándose “El hombre invisible” está bastante claro cuál es el secreto del protagonista. Una cosa interesante de esta edición es que es una traducción directa de la 1ª edición de la novela, publicada en 1897 y contiene las mismas ilustraciones, y esto mola.
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viernes, 24 de noviembre de 2017
lunes, 7 de septiembre de 2015
La puerta en el muro, de H. G. Wells
El libro reúne
cinco relatos de H. G. Wells, que son los siguientes:
1. La puerta en
el muro
El protagonista
encuentra siendo niño una puerta mágica en un muro que lo lleva hasta un
hermoso y paradisíaco jardín, pero es expulsado de allí poco tiempo después. A
lo largo de su vida tratará de encontrar esa puerta para regresar a ese
maravilloso lugar.
2. El país de
los ciegos
El protagonista
llega hasta un misterioso lugar oculto entre las montañas cuyos habitantes
nacen sin ojos.
3. El caso
Plattner
Un chico le
lleva una extraña materia verdosa a su profesor de química, el señor Plattner,
y éste, al experimentar con ella es trasladado a otra dimensión.
4. La historia
del difunto señor Elvesham
Un anciano
convence a un chico para que se tome una extraña sustancia y al despertarse a
la mañana siguiente descubre que ha intercambiado su cuerpo con el anciano.
5. El huevo de
cristal
Un huevo de
cristal permite a los marcianos observar lo que ocurre en la Tierra.
Leí este libro
por primera vez hace más de una década y he vuelto a leerlo ahora solo por
darme el gusto de reseñarlo en mi blog (si tú también tienes blog sabrás tan
bien como yo que una vez que le pillas el punto te da ganas de reseñarlo todo).
H. G. Wells se aleja aquí de la ciencia-ficción en la que se engloban sus obras
más conocidas y pone un pie en el terreno de la fantasía. Tengo que decir que
estos relatos no me han gustado tanto como sus obras clásicas de la
ciencia-ficción. Puestos a elegir, los dos primeros relatos destacan sobre los
demás. En el primero Wells consigue transmitirte la desesperación del
protagonista por encontrar la entrada a ese maravilloso lugar en el que estuvo
brevemente siendo niño. El segundo en realidad no pertenece ni a la
ciencia-ficción ni a la fantasía, es más bien de aventuras. Un pueblo cuyos
habitantes llevan tantas generaciones naciendo sin ojos que desconocen términos
como “ver”, “ojos” o “vista”. Es muy interesante ver los continuos fracasos del
protagonista al intentar explicarle a dichos habitantes lo que significan. Él se
considera superior a ellos porque puede ver, pero en realidad es todo lo
contrario, porque pese a tener ojos a la mínima está tropezando con las cosas,
así que, ¿de qué le valen?
El tercero no
me gustó demasiado. El cuarto no es que sea muy original, lo del intercambio de
cuerpos es algo que ya está muy trillado, pero su desenlace no es el que yo me
imaginaba. Y el último no tiene mucho interés, es simplemente entretenido.
El libro tiene
unas 200 páginas y es de lectura fácil y amena, pero me quedo con los clásicos
de Wells. No hay comparación.
jueves, 19 de julio de 2012
La Máquina del Tiempo, de H. G. Wells
Leí “La Máquina del Tiempo” por primera vez hace más de diez años y he vuelto a leerlo ahora solo para cumplir con uno de los desafíos de la bloggesfera a los que estoy apuntado. Tenía que leerme un libro cuyo protagonista se llamara como yo (Eloy), pero como eso es harto improbable, la autora del desafío me ha permitido tomarme una licencia y leerme este libro, que si bien el protagonista no se llama como yo, sí aparece una raza que comparte mi nombre: los Eloi. Así que desde aquí le doy las gracias.
“La Máquina del Tiempo” es un clásico de la ciencia-ficción y es el libro con el que Wells alcanzó la fama y la fortuna. En él, un hombre construye una máquina del tiempo y viaja al año 802.701. allí descubre que el mundo se ha convertido en un inmenso desierto, debido a algún tipo de cataclismo, y al poco de investigar descubre los primeros seres vivos, los Eloi, personas bajitas, rubias y hermosas, casi como niños. El Viajero no entiende su idioma, ni ellos el suyo, así que se queda con los Eloi unos días para conocerlos mejor. Al parecer en el futuro nadie trabaja y los Eloi se dedican a divertirse, jugar y nadar todo el rato y siempre se están riendo. Cuando el Viajero va a buscar su máquina, descubre que ha desaparecido y por mucho que pregunta a los Eloi no consigue hacerse entender, así que comienza a buscarla por su cuenta. El Viajero descubre unos pozos que llevan bajo tierra y cuando pregunta a los Eloi, éstos se muestran atemorizados. Así el Viajero acaba conociendo la otra cara de esta aparente utopía: bajo tierra viven los Morlocks, criaturas horrendas, salvajes y muy peligrosas, que cada cierto tiempo suben a la superficie y se llevan a un Eloi para comérselo, pues son caníbales.
Además de ser una buena historia de ciencia-ficción con moraleja incluída (Wells hace responsable a la humanidad y a sus acciones de su propio futuro), también es una dura crítica contra la sociedad en la que le tocó vivir al propio H. G. , especialmente la distinción de clases. Los Eloi son los capitalistas, la clase alta, que viven como Dios, sin ningún tipo de preocupación, y los Morlocks son la clase obrera, que tiene que trabajar sin descanso para que los Eloi puedan seguir teniendo su estilo de vida.
El libro me ha gustado tanto como la primera vez, es corto, 170 páginas, y es muy fácil de leer. Lo único que no me gusta tanto es ese final tan abierto, el Viajero realizando un segundo viaje en el tiempo del que ya no regresa, que te deja con la intriga. Igual que he releído éste, tal vez haga lo mismo con “La guerra de los mundos” y “El Hombre Invisible”, pero no este año.
martes, 17 de julio de 2012
La Isla del Dr. Moreau, de H. G. Wells
Ejemplar en gallego del libro de Wells |
En mi biblioteca siempre han tenido los tres primeros libros y yo me los leí siendo adolescente. Solo me faltaba éste, pero como no lo tenían no me quedó más remedio que esperar. Yo voy muy a menudo por la biblioteca y siempre empleo unos minutos en ver si hay alguna novedad o no (nunca me lo he pasado mejor que cuando estoy rodeado de libros; podría estar horas decidiendo cuáles voy a leer y cuáles no), y me sorprendió gratamente descubrir que ya tenían el que me faltaba por leer. La única pega es que está en gallego y no me gusta demasiado leer en ese idioma. Que no se me malinterprete, yo mismo soy gallego, pero prefiero leer en español porque el gallego es un poco limitado a la hora de describir las cosas y expresar las ideas, pero si tengo muchas ganas de leerme un libro y solo lo hay en gallego, pues me lo leo en gallego, no se va a acabar el mundo por eso.
A pesar de ello ha sido un libro muy fácil de leer y me lo he pasado muy bien haciéndolo (eso también se debe a que son apenas 160 páginas, que se leen casi de una sentada). “La Isla del Dr. Moreau” es un clásico del género de terror y a estas alturas estoy seguro de que no hay nadie que no conozca la historia, en mayor o menos medida. Me parece que hicieron una película allá por los años sesenta o setenta, pero la que sí recuerdo fue la versión de finales de los noventa, con Marlon Brando haciendo del Dr. Moreau (pero estaba tan gordo que tenían que cargar con él en una plataforma). Aunque la versión más popular es la que hicieron en un capítulo de los Simpsons, en uno de sus especiales de Halloween, con el Dr. Hibbert haciendo de Moreau, y ese seguro que todos lo hemos visto.
La historia se puede resumir en unas pocas líneas: el barco en el que iba el biólogo Edward Prendick naufraga y un hombre en barca lo rescata y lo lleva a la isla a la que se dirigía. Prendick descubre horrorizado que su único habitante, el dr. Moreau, es un científico loco que está creando híbridos mitad humanos y mitad animales. Aunque todo el meollo no lo conocemos hasta la mitad del libro. Wells va introduciéndonos en la historia poco a poco, mediante intriga y suspense. Una noche Prendick escucha unos terribles gritos de dolor procedentes del laboratorio de Moreau, y venciéndole la curiosidad entra allí, y descubre a una figura mutilada cubierta de sangre y vendas. Aterrado huye al bosque, y allí se topa con todos los monstruos de la isla, seres mitad humanos y mitad animales. Prendick cree que Moreau ha estado experimentando con personas, dotándolos de rasgos animales, pero resulta ser al revés. Ha estado viviseccionando animles para dotarlos de rasgos humanos, haciéndolos más inteligentes, darles la capacidad del habla y eliminar su instinto animal, pero de vez en cuando alguno le da problemas. Por eso creó las Leyes: No Caminar a Cuatro Patas, No Sorber el Agua, No Probar la Sangre y No Atacar a Otros Hombres, y el que las infringe, ¡zasca! Pero claro, al final pasa lo inevitable, el instinto animal acaba dominándolos y los monstruos regresan a su estado primitivo, con sus obvias consecuencias para Moreau y su ayudante.
Vamos, que en general es una buena lectura y muy amena, y al contrario de lo que ocurre con la mayoría de los “clásicos”, se lee fácil.
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