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viernes, 21 de junio de 2013

Black Mirror. 2ª temporada

Yo pensaba que “Black Mirror” era una de esas series de una sola temporada, como tantas que hay por ahí. Por eso me sorprendió descubrir hace unos meses que habían hecho una 2ª temporada. De inmediato me hice con ella, pero no la he visto hasta ahora porque suelo hacer una entrada para cada libro, serie y película que veo (de esta última categoría, menos) y al final se me acaban juntando, así que esperé hasta estar un poco libre.

Esta 2ª temporada sigue los pasos de la 1ª, es decir, son tres capítulos de unos 40 minutos que rozan la ciencia-ficción y que critican algunos aspectos de nuestra sociedad sin ningún tipo de miramiento.
En el 2x01, “Ahora mismo vuelvo”, tenemos a un tipo, Ash, obsesionado con las redes sociales y que lo twitea todo, olvidándose incluso de comer. Ash muere en un accidente de coche y su novia, que es la verdadera protagonista, se queda destrozada, y más aún al saber que está embarazada. Una amiga le habla de una nueva aplicación con la que puede seguir enviándose mensajes con Ash después de muerto. En realidad se trata de un programa que analiza todos los mensajes que Ash publicó en Internet y hace como una copia de su personalidad. Ella no quiere saber nada del tema, pero la amiga la apunta sin ella saberlo. De entrada no le hace caso, pero al descubrir que está embarazada y necesitar alguien con quien hablar, empieza a enviarse mensajes con él, y acaba obsesionándose tanto como el propio Ash. Primero son los mensajes, luego habla a todas horas con él por teléfono y luego... bueno, para no destripártelo solo te diré que va a más.

Este capítulo es el más flojo de los tres. No es que sea malo, los tres son geniales, pero los otros dos le dan cien vueltas.

En el 2x02, “Oso blanco”, tenemos a una chica que se despierta en una casa, sin recordar quién es ni cómo ha llegado allí ni le suena nada de lo que hay en la casa. Las calles están casi desiertas y las pocas personas con las que se encuentra se comportan de una form amuy extraña: haciendo oídos sordos a sus súplicas se limitan a grabarla con sus móviles. Luego hay unos tipos enmascarados que la persiguen para matarla y ninguno de los que la graban mueve un dedo para ayudarla. Al llegar a una gasolinera una chica la ayuda a escapar y le habla de “Oso blanco”, una estación repetidora que emite una señal que convierte a todo aquel que usa un móvil en un mirón, así que se dirigen las dos hacia ella para destruirla. Una vez allí acabaremos descubriendo que nada es lo que parece.

El capítulo me ha encantado. Me ha recordado mucho a series como “Los límites de la realidad” o “La dimensión desconocida”, porque como en ellas, pasan cosas muy extrañas y desconcertantes, y la explicación del final es muy fuerte. Pero me ha gustado este peculiar tipo de justicia. No digo más.

El 2x03, “El momento Waldo”, es sin duda el capítulo más crítico de los tres y el que más me ha gustado, porque se mete con el mundo de la política y no deja títere con cabeza. Solo la idea ya es divertidísima: un dibujo animado que se presenta a las elecciones. Waldo es un oso azul que tiene una sección en un programa de entrevistas y se dedica a entrevistar a políticos a los que les da bastante cañ (es un poco como Trancas y Barrancas). Tras humillar al principal candidato en televisión, a los directivos se les ocurre la genial idea de enviarlo a los mítines de este mismo político para continuar metiéndose con él, y como tiene tantísimo éxito de ahí surge la idea de presentarse a candidato.
El capítulo se centra sobretodo en Jamie, el tipo que lo maneja, un humorista venido a menos que está empezando a cansarse de manejar a Waldo y que comienza a preguntarse si lo que están haciendo es lo correcto.

El capítulo me encanta porque yo no puedo a ver a ningún político ni de lejos y aquí los ridiculizan a más no poder. ¿Hay algo más humillante que tener que competir con un dibujo animado? Ja ja. Yo por mi parte votaría encantado por Waldo. La otra cosa que me gusta es que empieza en plan coña y hacia el final adquiere un tono serio y muy amargo. Esto hace que te plantees algunas cosas. En definitiva un gran capítulo.

La serie es genial, lo malo es que son solo tres capítulos y se ven enseguida, y te dejan con ganas de más. Supongo que al igual que pasó con esta habrá que esperar otros dos años hasta la 3ª temporada. Buff.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Black Mirror. 1ª temporada


Oí hablar por primera vez de esta serie inglesa en el blog de una amiga, hará un par de años, cuando solamente la había en inglés. Tras saber de qué iban las tres historias que la forman me prometí que acabaría viéndola, aunque pasó mucho tiempo hasta que finalmente lo hice. Fue a mediados del año pasado por la tele, en Cuatro, que se echaron meses anunciando que la iban a poner y la verdad es que acabé bastante harto de esperar, pero al final lo hicieron, y lo mejor fue que pusieron los tres capítulos seguidos en la misma noche.

Sobra decir que la serie es genial, brutal, impactante y tan absorbente que esas dos horas y media que duran los tres capítulos se pasan en un suspiro. La serie consta de tres capítulos, dos de entre 40 y 50 minutos y uno de una hora de duración. Son historias con toques de ciencia-ficción que nos muestran lo que será de nosotros si seguimos tan enganchados y obsesionados con la tecnología, Internet, las redes sociales, etc, y lo que supondrá para muestras relaciones sociales.

El primer capítulo, “El himno nacional”, es el más realista y el que más dio que hablar en su día. La princesa Susannah, de la familia Real, ha sido secuestrada y su capto solo pide una cosa: que a las cuatro de esa misma tarde el Primer Ministro salga en directo en todos los canales teniendo relaciones sexuales con un cerdo.
El Primer Ministro se lo toma a broma pero su equipo le confirma que es auténtico, y él les ordena que mantengan el asunto oculto y que no se filtre al público, pero ellos le dicen que ya es tarde, que el secuestrador ha colgado el video de la petición en Youtube y que al poco rato la Red estaba infestada de copias, y ahora todo el mundo lo sabe.
La policía sigue el rastro del video hasta un edificio abandonado, pero resulta ser un señuelo, y al Primer Ministro no le queda otra que acceder a la demanda del secuestrador.

Esta historia es brutal y la única de las tres que bien podría ocurrir mañana mismo. Piénsalo, alguien secuestra a una persona y en vez de exigir dinero, pide que hagas algo terriblemente humillante y repulsivo. ¿Lo harías?
Lo del cerdo es muy extremo y solo de imaginarlo ya te dan arcadas, pero para mí lo fuerte no es eso (bueno, sí, bastante) sino el morbo que despierta en la gente. De entrada todos dicen que es asqueroso y que no piensan verlo, pero a la hora de la verdad todo Dios está frente al televisor, con la boca abierta, incapaz de apartar la mirada. Así somos.

El segundo capítulo es el de una hora de duración, “15 millones de méritos”, aunque cuando lo pusieron en Cuatro intercambiaron el orden con el tercero.
La gente vive en cubículos y están obligados a ver la televisión a todas horas y si se saltan los anuncios les meten una multa. Visten todos con un monótono color gris, salvo los gordos que visten de amarillo, y éstos son constantemente humillados. El dinero es virtual, como en los Sims, y la gente lo emplea en conseguir mejoras para su avatar y para alimento y utensilios de higiene. Para ganarlo tienen que pedalear todo el día en una bicicleta estática. Y los reality shows son muy decadentes. Hay uno que es como el Tú Sí Que Vales, un canal erótico y sobretodo programas donde humillan a los gordos, tirándoles tartas y dándoles manguerazos.

El protagonista, Bing, tiene algo más de 15 millones de méritos, heredados de su hermano, así que puede permitirse el lujo de saltarse los anuncios de la tele. Bing conoce a Abby, a la que oye cantar y le dice que debería presentarse a Hot Shots (el TSQV del capítulo). La entrada vael 15 millones de méritos y Abby tiene muy pocos, y Bing le da los suyos para que realice su sueño, pero cuando se presenta en el programa, los acontecimientos dan un giro inesperado.

Inicialmente pensé que sería un capítulo normal y corriente, pero nada más lejos. Me pareció bastante chocante ver cómo los protagonistas son capaces de hacer cualquier cosa, renunciando a sus principios morales, con tal de salir de la horrible rutina de la bici. Ese giro final del capítulo no me lo esperaba, la verdad.
Los actores son bastante del montón, pero mi favorito es el personaje de Rupert Everett, es muy cañero (se parece un poco a Risto Mejide es sus mejores tiempos).

El tercer y último capítulo, “Toda tu historia”, es para mí el mejor. La gente lleva en el cerebro una especie de implante que graba todo lo que ven y escuchan, como en aquella película de Robin Williams, y en vez de recordar vagamente tal o cual hecho, lo seleccionan del implante y pueden ponerlo en la tele. En una cena con unos amigos de su mujer, Liam no ve muy bien la estrecha relación de ella con un antiguo amigo suyo, Jonas. Se pone celoso y empieza a obsesionarse con que ha habido algo entre ellos, y utiliza la tecnología del implante para descubrir la verdad.

Este es un capítulo muy intenso que no te deja respiro y a medida que avanzas empiezas a sentirte igual que el protagonista, hasta que descubres la horrible verdad. Una muy buena historia, tanto que Robert Downey Jr. quiere llevarla a la gran pantalla.
Yo pensé que esta era una serie de una sola temporada, pero hace poco descubrí que había una segunda, así que a ver si la veo dentro de poco.