Desde que empecé con el blog le he cogido gusto a esto de
escribir reseñas (empecé por libros y luego amplié el radio de
acción a series, películas, miniseries e incluso alguna que otra
chorradita) y lo que me gustaría, aunque lo veo misión imposible,
es volver a leer los libros que me he leído a lo largo de mi vida
(al menos los buenos) solo para escribir la reseña. Uno de estos
libros es “El exorcista”, que me leí hace como un millón de
años. No sabía cuándo podría volver a leerlo, porque tengo
pendientes de lectura casi 100 libros, no es coña, pero la
oportunidad surgió cuando unos colegas del grupo “Readers United”
de Facebook organizaron una lectura conjunta del libro. A mí me
encantan estas actividades porque es como estar en un club de lectura
y me apunto siempre que puedo, y esta vez no lo dudé. La experiencia
fue muy grata, aunque tuve que reducir mi ritmo de lectura para
acompasarlo al de los demás.
“El exorcista” es todo un clásico del terror, tanto el libro
como la película, esto no hace falta ni decirlo. Regan es una niña
dulce y agradable que vive con su madre, Chris MacNeil, una actriz
divorciada desde hace poco. Regan empieza a mostrar un comportamiento
extraño. Está irascible, dice palabrotas, los muebles de su
habitación están desplazados aunque ella dice que no ha sido y
afirma que su cama se mueve. Su madre no se lo cree, hasta que lo ve
con sus propios ojos y decide llevarla a un especialista. Chris acude
a varios médicos y Regan les habla del Capitán Howdy, su amigo
invisible, que antes era bueno con ella pero que ahora le hace daño.
Los médicos opinan que Regan ha creado la personalidad del Capitán
Howdy como forma de llamar la atención a causa del divorcio de sus
padres, y como ningún tratamiento parece hacerle efecto, como último
recurso le aconsejan que acuda a un sacerdote para que le realice un
exorcismo a su hija, no porque crean que está poseída, sino porque
Regan cree estarlo y eso haría de efecto placebo, eliminando su otra
personalidad. Así, Chris acude al padre Karras, un joven jesuita que
además es psiquiatra, cuya fe lleva tiempo flaqueando y que está
pasando por un mal momento personal tras la muerte de su madre.
Karras acepta ayudarla pero antes de acudir a sus superiores para
informarles de la posesión de Regan, tiene que probar que está
realmente poseída y la somete a una serie de pruebas. Cuando se
convence de que es un auténtico caso de posesión informa a sus
superiores y estos le envían al padre Merrin, un anciano sacerdote
con mucha experiencia en exorcismos, que acaba de regresar de una
expedición arqueológica en el norte de Irak.

En esta lectura conjunta tocaba a 50 páginas por día o el
equivalente en capítulos y tras cada sesión podías ir comentando
en Facebook cómo te estaba yendo la experiencia, lo mucho que te
gustaba (o no) o lo que más te llamaba la atención del libro, sin
entrar en spoilers, claro. Este sistema me ha servido para fijarme en
alguos puntos que de haber seguido mi rutina habitual de 100 páginas
diarias, habría pasado por ellos sin inmutarme. Por ejemplo, me
parece bastante curioso que la madre de Regan, una atea convencida,
acabe recurriendo a un sacerdote para curar a su hija. O el personaje
del padre Karras, un sacerdote que ha perdido la fe y que encima es
psiquiatra, toda una contradicción. O la postura de los médicos,
buscando siempre una explicación racional a todo lo que le pasa a
Regan. ¿Que la cama se mueve? Espasmos musculares. Que en mi opinión
es una chorrada, porque si sufres unos espasmos musculares que te
hacen saltar en la cama como un metro, entonces esos espasmos bien
podrían partirte la columna. Creo yo que algunas cosas no se pueden
explicar racionalmente y es mejor dejarlas así.
Durante la lectura del libro siempre tuve en mente la película,
para ver qué cambiaba y qué se mantenía, y me sorprendió detectar
algunos pequeños cambios. Por ejemplo, lo de la madre de Karras se
trata muy por encima. El momento “¡Déjate follar por Jesús!”
brilla por su ausencia, una lástima. Las escenas de la araña y de
la estatua de la Virgen mancillada están aquí, pero en la 1ª
versión cinematográfica fueron censuradas y tuvimos que esperar al
montaje del director para verlas (Regan bajando las escaleras es para
hacérselo encima) y una cosa que no sale en la película es lo de la
hija de Karl y en el desenlace de exorcismo nos quedamos de puertas
afuera, perdiéndonos los detalles, lo que es un pequeño chasco.
Pero en definitiva este es un gran libro de terror que creo que jamás
pasará de moda. Espero leer este año el de “Legión”, otra vez.