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lunes, 23 de noviembre de 2020

Las brujas, de Roal Dahl


 "Las brujas" es uno de los grandes clásicos de Roal Dahl (Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante) y en 1990 se hizo una película protagonizada por Angelica Houston. Yo la vi de pequeño y recuerdo claramente el espectacular maquillaje que convertía a Angelica Houston en la horripilante Gran Bruja. Además esta película es la que me hace pensar en caca de perro cada vez que oigo nombrar esta obra de Roal Dahl. 

Ahora que se ha hecho una nueva versión dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Anne Hathaway, he querido volver a leer el libro, así que aquí está (por cierto, también me he visto las dos películas). 

El protagonista es un niño de siete años que se va a vivir a Noruega con su abuela tras la muerte de sus padres en un accidente de tráfico (en el libro no se dice su nombre en ningún momento, pero en ambas películas responde al nombre de Luke). Su abuela es una gran narradora de historias y la mayoría de ellas tratan sobre las brujas. Ella afirma que todas esas historias son auténticas y que las brujas son reales y muy peligrosas. Le habla de cinco niños que conocía que desaparecieron sin dejar rastro o fueron transformados en animales, y de cómo poder identificarlas. 

Las brujas odian a los niños más que a nada en el mundo y para ellas huelen a caca de perro; cuanto más limpios están peor huelen. Llevan guantes hasta el codo para ocultar el hecho de que en vez de manos tienen garras. No tienen dedos de los pies, estos son unos muñones cuadrados, y son completamente calvas. Llevan peluca para ocultarlo y esto le provoca un insoportable picor. 

Según el testamento, su padre quería que se trasladaran a vivir a su casa de Inglaterra y que continuara sus estudios allí. Esto inquieta a su abuela, ya que las brujas de Inglaterra son las más crueles del mundo, pero no tiene más remedio que acatar la última voluntad de su yerno. La abuela planea pasar las vacaciones de verano con su nieto en Noruega, pero enferma repentinamente de neumonía y el médico le prohibe viajar, así que en vez de ir a Noruega, decide que pasen unos días en el hotel Magnífico, en el pueblo de Bournemouth. 

Allí va a celebrarse el congreso anual de la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad con los Niños, un grupo de casi un centenar de mujeres, pero el niño descubre que son todas brujas y que su líder es la  temida Gran Bruja, la líder de todas las brujas del mundo. Escondido tras un biombo, el niño escucha el malvado  plan de la Gran Bruja para acabar con todos los niños de Inglaterra: poner una gota de una nueva poción que ha inventado, la "Fórmula 86", en cada dulce, y cuando un niño se lo coma, al cabo de un tiempo determinado, se convertirá en ratón, y serán las adultos, sin saberlo, quienes matarán a su propios hijos. 

En el último momento el niño protagonista (Luke) es descubierto y le dan varias dosis de la Fórmula 86, convirtiéndose inmediatamente en ratón. Logra escapar y llegar hasta la habitación de su abuela y le cuenta todo lo que ha pasado y sobre el plan de las brujas. Ellos no pueden permitir que sigan adelante y al niño (ahora ratón) se le ocurre una forma de detenerles: colarse en la habitación de la Gran Bruja, robar un frasco de la Fórmula 86 y verterlo en la comida de las brujas, convirtiéndolas a todas en ratones. 

 

Sé que los libros de Roal Dahl son para niños de 10 años, pero creo que uno nunca es demasiado adulto para disfrutar de una novela infantil o juvenil. Más aún siendo un clásico del género como este. El libro es muy divertido y sus apenas 200 páginas se leen fácilmente, sin apenas darte cuenta. La idea de que los niños huelan a caca de perro es simplemente desternillante. Además incluye vairas ilustraciones, algo caricaturescas, que te ayudan a imaginarte lo horrendas que son las brujas. 

En resumen, es un libro muy divertido y muy ameno que te hará pasar un buen rato. Yo te recomendaría cualquier libro de Roal Dahl, pero este está sin duda entre los primeros. ¡Léelo!

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